6- Blanco

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¿Cómo debe reaccionar alguien cuando se siente observado?
  De alguna forma u otra, la mirada de Manuel impulsó mi día de una forma rara.
   ¿Debería prestarle atención?
   Quizás si lo hablara con alguien mis pensamientos se harían más pequeños en mi mente y al menos, podría focalizar mi atención en otras cosas... pienso, Camila diría... ¡CAMILA! Debía ir 10am a buscarla y ya pasaron 20 minutos ¡Lo olvidé por completo!
Inmediatamente tomo mi celular y un poco de dinero, bajo las escaleras con rapidez. Saludo a mi hermana Rebecca con un beso rápido en su mejilla avisándole que saldría a pasear mientras cerraba la puerta principal de casa.
   Caminé los pocos pasos que separaban las dos entradas de ambas casas y me posicioné en el recibidor deseando que luego de tocar el timbre no apareciera tal persona...
   Mis previos dos minutos de espera se desvanecieron cuando la puerta fue abierta por Amanda Owen, la madre de ambos niños. Conozco su cara ya que nos recibió con un obsequio el primer día que llegamos y se portó súper amable con nosotros. Le comenté brevemente que esperaba a Camila, quien, claramente estaba en el sueño más profundo de los sueños.
   La mujer de cabello rizado me invitó a subir las escaleras indicándome mediante señas donde quedaría la habitación de mi amiga para ir a despertarla yo mismo. Asentí a sus órdenes y me adentré en el pasillo, creyendo que había escuchado bien sus indicaciones...
   Golpeé suavemente la puerta blanca "indicada" y abrí sin esperar alguna respuesta, ya que creí no recibir palabras de una amiga dormida...
pero en este caso, no era mi amiga la que se encontraba detrás.
-Vaya... veo que fuiste mal indicado.- aportó con voz de galán mi vecino el gracioso.
-Yo...yo... disculpa, pensé que esta era la habitación de Camila... No, no quise...-dije con sorpresa y nerviosismo ya que mi corazón latía a mil. Manuel otra vez volvía a fastidiarme.
-Está bien- agrega mientras se dibujaba una sonrisa en su cara- Estoy acostumbrado a ser acechado...
   Lo miré con una expresión pensante ya que no entendía su punto, pensé en quedarme callado e irme... pero esto es un juego que ya comenzó y Lucas no se rinde tan fácilmente.
-Lo mismo digo, la verdad ¿Me aconsejarías cerrar las persianas de mi ventana o las vuelvo a dejar abiertas mañana para que puedas verme mejor?
   Sonreí viendo su rostro de asombro intentando formular alguna palabra para rematar mi respuesta, me alejé de la habitación cerrando la puerta en su cara, dejándole mil palabras en su boca como él me lo hizo a mí en los pasillos de la escuela.
   Me dirigí caminando sonriente y triunfante a la habitación (esta vez, correcta) de Camila, quien yacía durmiendo en una posición rara pero a su vez, cómoda. Con un poco de miedo a su reacción la desperté con un grito que temí que se perforaran sus tímpanos, pero de todas formas, fue efectivo ya que abrió sus ojos como platos gritando ¡ME DORMÍ!
   Oh... no me había dado cuenta.
   Esperé en su habitación mientras se duchaba y preparaba para salir juntos. Mientras tanto, husmeé un poco sus cosas y vi fotos de la familia, ella junto a Manuel aparecían en la mayoría de las imágenes, pero hubo una que llamó mi atención...
   Era una imagen de un niño, quien creería que sería Manuel, con una guitarra gigante en un escenario pequeño en una especie de competición o concurso de música. Su carita de ilusión se notaba en primer plano y ahí entendí que mi vecino había sido tan talentoso desde el principio, ya que tuve el honor de escuchar sus melodías a través de mi ventana, pero me preguntaba ¿Por qué no muestra tanto talento?
   Mi pregunta se quedó sin respuesta ya que la guardé y solo me limité a disimular con mi celular al ver llegar a Camila, para que no pensara que había analizado su infancia entera.
   Al terminar, ambos bajamos las escaleras sin ninguna interrupción esta vez y salimos de la casa preparados para visitar los mejores lugares de la ciudad.

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