La última defensa imperial

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El claro y despejado cielo dejaba al sol brillar en su totalidad. El trigo llenaba con su característico color todos los campos. Las montañas a la lejanía le daban un maravilloso toque.

No pude evitar sacar mi cámara y tomar una foto, sería un total desperdicio no hacerlo.

--Solo un par de kilómetros mas y llego a Fara...

No pude evitar sonreír de la emoción, ¿acaso ya serán mas grandes? Probablemente Tomas ya sea todo un hombre y ayude a la hermana, es un líder nato y sabe controlar las situaciones con su corta edad. ¿Será que él y Zoe ya saldrán?

--La última vez los vi muy tortolitos - dije soltando un pequeña risita -. Ay, lo que hace el amor.

Continué caminando, admirando el paisaje, hasta que...

--¡No jodas!

Un fuerte grito sonó desde el lado derecho entre el campo de trigo. Inmediatamente, corrí entre la espesura para ver lo que sucedía.

--¡Oh, maldición! ¡Justo ahora tuvo que romperse esta maldita cosa, ¿no?!

Cuando llegué al lugar de donde provenía el ruido, vi a un hombre de mediana edad pateando la llanta de un camión.

--Buenas tardes, señor.

--Hola, muchacho.

--¿Qué ocurrió?

--Este maldito neumático se pinchó con un tornillo. En serio, ¿a quién se le ocurre tirar un tornillo en plena calle?

Solo pude reír nerviosamente ante las quejas del hombre.

--¿No tiene un neumático de repuesto? Si quiere, puedo ayudarle a...

--No te hagas problema, chico; solo llamaré a la grúa y esperaré hasta que llegue.

--O-Oh, ya veo...

--Supongo que me tocará acampar hasta que mis compañeros me busquen, no creo que los de la grúa quieran llevarme a mi también - expresaba tristemente el camionero.

--¿Quiere... que lo lleve a algún lugar seguro, señor? Es peligroso estar por aquí solo.

"Pues creo que tienes razón" respondía el hombre entre suspiros, seguido de un "Espera aquí, llamaré a la grúa"

Mientras el señor se dirigía a la cabina del camión, aproveché y agarré una botella con agua de mi mochila, de la cual comencé a beber. Un par de minutos pasaron hasta que el hombre volvió con una sonrisa.

--¿Nos vamos?

--¿Pero no esperaremos a que llegue la grúa primero?

--No hace falta, este bebé está reforzado con pasta nuclear - dice mientras pega un par de golpes en el contenedor, como si demostrase su dureza.

--Si usted dice, entonces nos marchamos - proferí siguiendo mi destino.

--Voy detrás de ti - afirmaba el hombre.

Mientras caminábamos hacia Fara, una conversación se volvió inevitable.

--Chico, llevamos un rato caminando, y aún no me has dicho tu nombre.

--Emm... me llamo Óliver - indicaba con una sonrisa nerviosa mientras en mi mente imploraba perdón al teniente -. ¿Y usted, señor?

--Me llamo Gus, Gus García.

--¿Eres de Spanska?

--No, soy de Huvudstad, pero nací en Spanska.

--Lo sabía.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2020 ⏰

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