Luchar o morir

66 4 2
                                    

El efecto de la guerra se hacía presente.

Los ruidos de explosiones, disparos, gritos y motores retumban mis oidos. Mis fosas nasales son llenadas del olor a tierra, pólvora, y combustible. El cielo nublado, el humo negro elevándose al cielo, las rocosas trincheras y mis compañeros asustados ocupan mi línea de visión.

Para relajarme, comenzé a ver mi equipamiento.

Llevaba una camiseta de combate negra, la parte de las mangas era estilo camuflado, al igual que mis pantalones, que llevaban el mismo patrón. El chaleco que usaba era uno táctico, color gris oscuro, con tres bolsillos para cargadores en la parte frontal; disponía de dos placas, una en la parte del pecho-abdomen, y la otra en la parte de la espalda, cubriendo así las zonas vitales del cuerpo. En mi dorso cargaba una mochila del mismo color, adentro tenía un pequeño kit de primeros auxilios, un par de cargadores extra, una linterna, baterías, dos botellas de agua y un MRE. Lo único y necesario como para que entres en combate y salgas.

Mi arma era una <Carabina M4>, con una mira de punto rojo, un láser y una empuñadura vertical integrados, el arma militar básica.

--¿Cierto que es una linda arma?

--¿Eh?

Girándome, vi a un hombre sonriente de mi misma estatura, rubio, y con un poco de barba. Sus ojos eran celestes, y su piel bastante blanca; una cicatríz de un rasguño se mostraba en su mejilla derecha. Rápidamente me di cuenta que era mi superior, e inconscientemente me puse firme y coloqué mi mano derecha en mi frente, en forma de saludo.

--¡Saludos, señor! - exclamé firmemente.

Una pequeña risa salió del teniente, seguido de un "Tranquilo, descansa".

Sentí como su mano se posaba en mi hombro izquierdo.

--Nervioso, ¿verdad?

--S-si... un poco...

Con una fuerte carcajada, mi superior saca su mano de mi hombro y la coloca sobre mi cabeza, despeinándome un poco.

--Tranquilo, chico, solo quédate detrás mio, te protegeré - dijo con una gran sonrisa.

--O-ok...

--Oh, ¡cierto!, ¿ya te presenté a nuestro grupo?

--No... aún no...

--Ven, acompáñame - proponía alegremente mientras se daba la vuelta.

Sin pensarlo dos veces, comenzé a seguirlo.

¿Aún se acuerdan su primer día de clase, donde no conocían a nadie, y si un grupito hablaba mientras los veían creían que hablaban mal de ustedes? Bueno, exactamente así me siento ahora.

Mientras caminábamos por la trinchera, podía observar a los demás soldados. Todos estaban asustados, incluso algunos lloraban, lo cual es totalmente normal; es triste pensar que la mayoría de ellos tengan familias, amigos o parejas, pero que probablemente nunca mas los podrán volver a ver...

¿Como estarán ellos? ¿Estarán bien?

Deteniéndose, mi superior me llama la atención con un "Hey", sacándome de mis pensamientos.

Cities and KingdomsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora