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El entrenador me tenía al 120% todos los entrenamientos, no me quitaba la vista de encima y solo descansaba para tomar agua

Vas muy bien pequeño-

Gracias-

Me sorprendes kageyama, tu habilidad es muy buena, es como si llevarás años practicando, siendo que solo llevas 5 meses-

Oh, gracias-

Aveces creo que estás hecho para esto, tal vez deberías ver el volleyball como un plan futuro, sería bueno-

Usted cree?- brillaron mis ojos, el entrenador se había vuelto alguien importante para mí, me apoyaba y ayudaba a mejorar, además como ya no volvía con oikawa-san luego de los entrenamientos, cuando hacia frío él me llevaba en su auto, era una persona muy agradable de la cuál me había encariñado

Sí, tienes más que habilidad, tienes pasión, tú hijo, naciste diferente siempre lo fuiste y desde que tocaste un balón quedaste unido al volleyball, es para esto lo que naciste si me lo preguntas- sonrió

Yo sonreí, él era muy bueno conmigo

Muchas gracias entrenador-

El placer es mío, pero ahora debes seguir, aún te faltan ejercicios, no te quiero ver perdiendo el tiempo y desperdiciando talento niño- dijo eso y se fue

Ya habíamos jugado 3 partidos para clasificar al Junior High Athletics Meet y en todos yo habia jugado como armador.

Alfinal ese día del partido la lesión de Oikawa fue muy severa, su rodilla quedará con secuelas para siempre y no podrá esforzarla mucho nunca más, aún que se le sugirió que no volviera a jugar voley, él se negó porque el voley era parte de su vida, llevaba años practicando como para dejarlo todo, así que se le recetaron 2 meses de descanso y kinesiología para que fortaleciera sus músculos y no exigiera de más a su rodilla.

Pero todo eso no me lo contó él, me lo dijeron los del equipo un día que terminó el entrenamiento, porque básicamente luego de esa lesión ya no hablábamos, él se había distanciado y como no iba a entrenar casi no lo veía.
Me dolía mucho que fuera así conmigo, íbamos tan bien y no se que pasó, no se en donde quedó el oikawa que me acompañaba, me cuidaba, me quería.

Oikawa

Ahí estaba ese mocoso, se veia tan concentrado.
No quería entrar al gimnasio porque seguramente llamaría la atención y él se desconcentraría.

No, no era la primera vez ni segunda, estás dos última semanas venía a ver el entrenamiento, bueno más bien a tobio-chan, podía ver cómo mejoraba a grandes pasos, como todo le resultaba tan fácil, el como podía llegar a un nivel de concentración donde no importaba que tanto ruido hubiera en el gimnasio, su mirada te reflejaba que el silencio era absoluto y había paz en su interior.
Oh pequeño si tan solo supieras...

Kageyama

Ya habia terminado mis ejercicios y sólo faltaban unos minutos para finalizar el entrenamiento, cuando el entrenador me dijo que necesitaba hablar conmigo, así que me debía adelantar para asearme y que luego me dirigiera a su oficina. Que él mientras terminaría con los otros y luego me alcanzaría.
Acepté y primero pase por el camerino y me cambié, tome mis cosas y me fui hacia allá.

Estaba tan metido en mis pensamientos, preguntándome el por qué me habría citado para hablar con él... que cuando estaba a escasos metros de la oficina me percaté que ahí también estaba oikawa-san, mi corazón empezó a latir a mil, ahí estaba él, después de tanto estábamos cerca, durante estos meses solo lo había visto en los pasillos de la escuela en algunas ocasiones pero cuando cruzabamos miradas me ignoraba y corría la vista, pero ahora estaba frente a mi, quería decirle tantas cosas, quería saber cómo estaba y queria abrazarlo, pero me límite a un simple

SIEMPRE [Torū x Tobio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora