Capitulo 3: Recuerdos

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Narra Luna.

Húmedo.

Algo húmedo está debajo de mí y me está empapando la camisa. Mis ojos se mantienen cerrados y escucho algunas voces a mi alrededor. Me siento agotada tanto física como mentalmente.

Decido abrí los ojos finalmente la luz del sol me ciega por un segundo y luego aparece mamá en mi campo de visión. Tiene una expresión de preocupación que no me gusta para nada.

Restriego mis ojos quitando la suciedad y bostezo.

Ella me extiende la mano y me ayuda a sentarme, le sonrió y a lo lejos veo una figura muy conocida

—¿Qué hace Sol allá?

Mamá solo esta detallandome fijamente esperando alguna reacción mía.

—No se ha levantado. —responde tajante.

Le devuelvo la mirada desconcertada de su actitud.

—¿Que sucede?

Es todo lo que digo para que empiece a hablar. Ella suspira y se sienta a mí lado, toma mis manos y las alza para que las vea.

Sangre.

Llevo sangre en mis manos.

—¿pero que...?

—Ya veo que no recuerdas nada de lo que pasó esta madrugada—vuelve a suspirar—te desmayaste cuando fuimos a buscar a sol, justo aquí y tuve que dejarte con alguien mientras iba por tu hermana, pero cuando llegue—traga en seco—esa mansión era un río de sangre y cuerpos incompletos, tuve pánico, yo creí que Sol estaba...

Le aprieto las manos, me suelto de su agarre y le sobo el cabello diciéndole que todo está bien. Ella asiente.

—Pero también estaba desmayada en las escaleras, la tomé rápidamente y la traje hasta aquí.—culmina

Asiento como procesando lo sucedido y la pregunta escapa de mis labios sin darme tiempo de pensarla

—¿Sabes que provocó eso, verdad?

Sus ojos verdes me enfocan y se que estaba debatiendo se entre si decirme o no, pone esa expresión de tener ese dilema en su cabeza.

Va a decirme.

—Fueron demonios.

Busco en mis recuerdos si leí o escuché algo sobre eso y nada, a parte de lo que ya se sabe, seres servidores del dios del infierno. Ahora deanbulan  por las calles comiendo ¿humanos? No tiene sentido.

—¡Auch, mi cabeza!

Me giro para ver la dueña de la voz. Esta sentada en el pasto sobandose la cabeza aun sin abrir los ojos.

—Ya se despertó la fiestera durmiente. —anuncio con burla.

Sus ojos ámbar se abren de inmediato y su ceño se frunce para después sonreír.

—No es la vista con la que quería empezar mi mañana, pero no voy a quejarme de verte tan desaliñada.

Enarco una ceja y ella hace los mismo. Cambio mi expresión por una seria.

—¿Recuerdas algo de anoche? —preguntó con cautela.

Mamá me da un golpecito en la espalda y siento como me regaña mentalmente.

Sol en cambio se relaja y se pone a peinar su cabello con los dedos.—Si, fui a una fiesta, me imagino que terminé aquí dormida y por eso estamos aquí.

Del Sol A La Luna •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora