Capitulo III: Vestido color lavanda

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Luego de que el profesor no emparejo con otro alumno pasaron uno días hasta que el resto de los alumnos contando a Emily aprendieran bien los temas básicos antes de escribir algo, el chico con el que toco Marcus efectivamente es el tipo del chico al que más detesto. En el periodo que el profesor nos ayudaba Marcus solo se limitó coquetear conmigo pero solo logro que yo mantuviera la distancia con él.

- Oye Annie, ¿te parece que dejemos esto de la historia para más tarde y salgamos a tomar algo?

- No me llamo Annie, mi nombre es Ann y no bebo. Si no te lo tomas en serio le pediré al profesor que me busque otro compañero.

- Bueno, bueno no te enojes linda. Solo quería ser un caballero contigo.

Me limite a suspira y bajar la mirada hasta que sentí un escalofrió que recorrió por todo mi cuerpo, cuando levante la vista mirando a mi alrededor vi a aquel chico que se sentaba detrás de mi estaba parado a un lado de la puerta de la entrada del salón.


Su mirada me asusto un poco ya que este miraba a Marcus de forma frenética, como si quisiera arrancarle la cabeza, ¿acaso a él le gustaba Marcus? Mmh no creo o de lo contrario tiene un pésimo gusto, pero al verle el rostro vi que sus ojos eran de color miel.

No fui discreta al mirarlo por lo que él se dio cuenta de inmediato y solo se limitó a sonreír.

- Ethan está actuando raro... -dijo Marcus mirándolo raro.

- ¿Cómo qué raro? –pregunte sin dejar de verlo sonreír estando apoyado sobre el marco de la puerta del salón.

- Últimamente sonríe mucho.

El timbre sonó y no alistamos para salir del colegio y dirigirnos a nuestras casas, cuando esperaba a Emily afuera del colegio sentí que alguien me observaba constantemente y sin disimular. A los segundos comencé a sentir una respiración detrás de la nuca, rápidamente me di media vuelta pero como supuse no había nadie, mi cabeza está jugando con mi corazón estos últimos días...comencé a pensar que tal vez era hereditario debido a que mi madre antes solía ser muy paranoica hasta tal punto de no querer dejarme jugar con el resto de los niños de mi edad en nuestra anterior casa que estaba en frente de una pequeña plaza con juegos como columpios y toboganes para niños.

- ¡Ann! Ya volví, perdón es que me olvide los apuntes de matemática que le preste a Brian –Emily estaba agitada y su respiración se entrecortaba.

Solo la mire y sonreí falsamente ya que no quería preocuparla más de que lo hago normalmente pero creo que Emily se dio cuenta, aun así respeto el que yo no quisiera hablar en ese momento por lo que caminamos juntas una cuadra hasta llegar a mini mercado que abre las 24 horas y luego vimos la patrulla de su padre.

- Hola niñas, perdón la demora –hablo su padre al salir del auto y se dirigió hasta Emily –hola cariño.

Aunque su papa es policía y normalmente actúa rudo frente a cualquiera él nunca lo es con Emily, al contrario, siempre es mimoso con ella y su esposa. Siempre es cariñoso con su hija, él es polo opuesto de mi padre ya que él siempre es duro conmigo.

No importaba si sacaba buenas notas o si ganaba con mis amigas un partido de básquet, no era la mejor y mi padre siempre aprovechaba de ello para hacerme sentir mal. Por ello tiempo después de perder un partido en una competencia comencé a ignorarlo y a pasar de él.

- Bien niñas, ¿Qué quieren comer esta noche? Podemos salir a comer afuera si quieren.

- ¿no tienes que trabajar papa?

- No cariño, me dieron el día libre porque hace una semana unos días antes de que los padres de Ann se fueran a trabajar yo hice horas extras.

- Genial papa –Emily entusiasmada abrazo a su padre por la espalda, fue tan gracioso que deje salir una carcajada.

Ambos me miraron sorprendidos debido a que no suelo sonreír a menudo.

Al llegar a casa dejamos nuestras mochilas en mi habitación y Emily buscaba prendas de ropa que combinaran.

- ¿Qué te parece? –me pregunto al colocarse sobre la camisa del colegio una blusa verde militar.

- Me encanta como se ve este verde en ti, además combina con tus ojos verdes. Qué envidia, tu piel morena combina con todo en cambio a se me ve raro este color...

- No digas eso, es solo que tú te haces de menos. Mira esto, este color te que bellísimo –tomo un vestido color lavanda con encaje y lo poso sobre mis hombros -¿lo ves? Es perfecto para esta noche.

Emily dejo el vestido en mis manos y se alejó rápido de mí acercándose a la puerta de la habitación.

- Lo siento pero me estoy orinando, pruébate el vestido hasta que vuelva –dicho esto salio corriendo de la habitación en dirección al baño.

No pude evitar reírme a carcajadas al verla así, pero decidí hacerle caso en probarme el vestido por lo que me quite la ropa quedándome solo con en ropa interior, esta tenia encaje blanco por lo que combinaba con el vestido.

Luego de ponérmelo recogí mi cabello con un broche plateado con alas de mariposa con detalles violetas, sonreí porque Emily me hizo sentir bien tratando de animarme, además de que todo combinaba y me hacía sentir en el fondo que Emily tenía razón, el color no me quedaba tan mal como pensaba.

Mientras me miraba en el espejo oí un sonido cual rama había sido pisoteada hasta quebrarse por lo que decidí acercarme a la ventana.

- ¿Q...que es esto? –levante el cristal de la ventana al ver que había una hoja pequeña de esos anotadores que solemos usar para anotar algo y no olvidarlo, pegada en el marco de la ventana.

Sin pensarlo tome la nota y antes de leerla mire a la entrada de la habitación para ver si Emily aun no llegaba, al no ver rastros de Emily aun mire de nuevo la hoja que tenía en mano.

Respire profundo y la leí.

- Te ves tan tentadoramente hermosa con ese vestido, el color fue creado para ti. Tú lo haces ver bien en lo que sea.

Podía escuchar los latidos acelerados de mi corazón en mis oídos, mi respiración comenzó a agitarse y sentía que me faltaba el aire. Pero di media vuelta, decidida y cerré con seguro la ventana, esto esta comenzando a afectar mi salud mental.

¿Acaso me estoy volviendo paranoica? ¿Por qué siempre siento a alguien cerca de mí, incluso si no puedo verlo?

Alguien está  al acechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora