Queen Week 2020 [One Shots Maylor]

Sinfonía agridulce | Maylor |

Tema: Tienda de dulces

Shipp: Maylor

Etiqueta: Hurt/Comfort 

Hace seis meses la chispa de vida y alegría que caracteriza a esos límpidos ojos celestes se desvaneció. Ahora lucen opacos. Tristes. Su semblante marchito no es ni la sombra de su aguerrido pero dulzón carácter.

La pasa dormido o sentado en el sofá, perdiendo esos hermosos luceros mirando a la nada. Casi no habla. Apenas come.

Le sobra dolor. Le falta voluntad.

De no ser por Brian; su paciente y amoroso hombre, ya habría terminado con su miseria hace tiempo. Si se mantiene respirando es por él. Por que a pesar de que convive con un muerto en vida, no deja de recordarle cuanto lo ama. De consolarlo cuando llora sin motivo y de abrazarlo en las noches en las que la tristeza lo golpea sin piedad. Brian es el faro de luz en su océano de oscuridad.

Por eso aceptó cuándo le propuso salir. No lo hace por él. Lo hace por su novio. Pensando que no quiere cansarlo. Perderlo. Si pierde a Brian, ahora sí lo pierde todo.

Se arregló lo más que pudo. Brian lo halaga, aunque cree que miente. Su cabello es opaco. Su piel áspera. Enormes ojeras le marcan el rostro. Siente que se ve fatal. Su pesar le hace olvidar que Brian no solo está enamorado de su belleza física, también de la de su alma.

Caminan con las manos discretamente entrelazadas. Roger perdido en sus pensamientos, Brian queriendo hacerlo salir del infierno. 

De todas las tiendas del centro comercial, Brian pide entrar a una dulcería. Roger ama los dulces. O lo hacía, antes de caer al abismo.

Recorren los pasillos, Brian se detiene en la sección de dulces a granel y travieso, toma dos gomitas de fresa. Lleva una a su boca y la otra a la del menor, quién acepta desinteresado. Después un par de malvaviscos, luego chocolates hasta que el rubio lo reprende.

—Bri, nos van a echar de aquí, no puedes hacer eso.

Brian niega con una sonrisita y le pide bajito que solo prueben uno mas. Roger asiente curvando breve los labios. Son esas efímeras sonrisas las que animan a Brian a no rendirse. 

El alto le da un caramelo que Roger escupe casi de inmediato por su amargo sabor, pero su novio insiste en que lo coma. Incluso le pide que lo muerda. El ojiazul obedece y al crujir del caramelo se libera un sabor dulce y agradable que contrasta con la cobertura. La combinación lo hace sonreír un poco más amplio que la última vez.

— ¿Es bueno, verdad?

—Es raro.

—Pienso que es magnífico —responde sonriendo—. Porque a pesar de parecer amargo por fuera, por dentro está lo dulce y maravilloso. Solo que a veces por situaciones que no están en nuestras manos, esa dulzura es cubierta con una coraza amarga. 

Los ojos de Roger se cristalizan y sus labios tiemblan tratando de contener el llanto. Pero las caricias de Brian lo animan a soltar esas lágrimas y con voz suave, continua.

—Incluso las personas, a veces su dulzura se cubre con pesar, con tristeza y desolación. Los sentimientos negativos los hacen creer que su dulzor desapareció. Pero solo es cuestión de deshacerse de aquellas capas amargas. Y te juro mi vida que no me voy a rendir hasta que recuperes tu dulzura.

El azul celeste comienza a desbordar en llanto. Se abraza a Brian. Se esconde en su pecho para sollozar. Ya no soporta esa vida gris. El corazón le pide a gritos aceptar la terapia que hace un par de meses rechazó. Quiere deshacerse de esa capa amarga que ha cubierto su dulzor.

¿Que tal? ¿Como va su día hoy?

Aclaración; el título no es mio, saben que soy pésima para eso. Lo tomé prestado de una bellísima canción de The Verve; la cual no tiene nada que ver con esto, pero es fabulosa ¿La conocen?

Por cierto, no me gusta romantizar los problemas mentales o psicológicos, son un tema que requieren toda la atención y seriedad posible. 

Si conoces a alguien que pase por un momento difícil, hazle saber que cuenta contigo. Muchas veces tu sola compañía sirve de mucho. Aunque nunca estará de más la atención profesional.

Me alegras cuando vienes por aquí. Gracias por hacerlo. 

Cuídate mucho.