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Siendo justos, eran pocos los días de sol sobre Durmstrang, pero tampoco recordaba que hubiese estado así de oscuro cuando Potter lo arrastró al interior del armario de escobas

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Siendo justos, eran pocos los días de sol sobre Durmstrang, pero tampoco recordaba que hubiese estado así de oscuro cuando Potter lo arrastró al interior del armario de escobas. No podía ser de noche todavía. No pasaron tanto tiempo allí.

Lo primero que hizo fue ejecutar un hechizo que le diera la hora, mismo que enloqueció y no dio ninguna señal clara. Lo segundo fue enviar un mensaje, un halo de luz que murió al alejarse unos metros de su posición.

Poco a poco, las paredes de roca parecían doblarse, encogerse. Cerrarse sobre ellos igual que lo hicieron las del armario un momento atrás.

—¿Qué es lo que…? —Harry se detiene. Arroja un veloz encantamiento de detección de magia oscura; no funciona. Le sigue uno de detección de ilusiones; tampoco sirve.

La siguiente vez que el suelo ondula, no sólo se mueve, sino que se levanta como una ola en el mar. Los alza y los devuelve a su sitio, lo repite con muebles a su paso. En algunos puntos, se forman elevaciones similares a las colinas, de las que empiezan a surgir más ondulaciones.

Draco se aplica a sí mismo un hechizo que debería dejarlo ver más allá de la magia de ilusiones, por si acaso. Nada. La forma en que las olas los empujan contra una pared y presionan un instante es bastante realista.

El profesor Schrödinger, decide. Él sabría qué hacer.

Se desliza lejos de la siguiente ola, le dice a Potter que se mueva y abandona el pasillo encima de una de esas elevaciones móviles, que se los lleva consigo. Son arrojados en el próximo corredor. Draco ahoga un quejido al golpear el suelo y tantea la superficie arenosa bajo él, dubitativo.

Se le ha caído la varita, la luz que desprende el lumos es un punto brillante a un metro de distancia. Harry lo llama. Otro relámpago le deja confirmar que están tendidos sobre arena.

¿Arena?

La arena también se está moviendo.

Intenta gritarle a Harry lo que ocurrirá, pero no le da tiempo. La arena se parte, la abertura se los traga en un parpadeo.

Sturm und DrangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora