Capítulo 4: |Amargo corazón|

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Universidad de Atlanta.

El moreno sonrió, por cortesía. Y rechazó, una vez más la invitación que una chica le ofreció para salir en la noche.

—Realmente no estoy interesado, Brook. Además eres menor que yo y no quiero malentendidos—. Eso en parte era cierto, la chica de diecinueve tenía un crush con él y eso en parte le ponía muy incómodo.

Brook era una chica muy bonita y resultaba hasta agradable ya que ambos estudiaban la misma carrera, pero todos sabían de su mala fama con los chicos puesto que si las cosas no salían cómo ella quería pues... terminaba tomando decisiones para nada apropiadas.

—¡Oh vamos! Te la vives rechazando mis invitaciones. Sabes que será una noche interesante si aceptas—. Ella no dejaba de insistir y ello ya la estaba llevando al límite de su paciencia.

Y vaya paciencia.

—Mira, te lo diré una vez más ¡No estoy putamente interesado! Ya deja de insistir por favor, de lo contrario te acusaré con el director de la UNI.— Y se marchó cómo macho que se respeta pero cagado hasta los cojones de que Brook usará sus palabras a su favor.

Caminó por los pasillos carente de alumnos, sus clases ya habían culminado hace una hora pero había decidido pasar por la biblioteca para ver si se encontraba a la joven de belleza cautivadora.

No la encontró, pase a qué había decidido esperarle ella brilló por su ausencia.

Y eso, a pesar de no querer admitirlo influyó en su pésimo humor. Caminó hasta la cafetería, le tomaba diez minutos a paso ligero para llegar a esta.

13:05pm.

Cuándo ya se encontraba con su uniforme correspondiente ocupó su puesto en la caja, no había muchos clientes a esa hora y los pocos que habían ya fueron atendidos por Connor. El señor Omar se encontraba en la pequeña cocina haciendo algún que otro aperitivo dulce.

—Buenas tardes.— una voz seca y fría le sacó de su espabilo, había una chica frente al él. Le miraba fijamente y de una manera que le incómodaba, ella se quitó los lentes de sol oscuros para sustituirlos por unos para ver mejor.

¿De dónde acababa de sacar eso?

Esa chica le resultó algo extraña para él. Nunca había visto ojos tan bonitos y peculiares.

Heterocromía, pensó.

Su ojo derecho era profundamente azul mientras que el izquierdo era de un bello verde electrizante. Pero no pudo seguir con su exploración ya que la chica habló con tono brusco.

—¿Qué, acaso tengo algo en la maldita cara? Tengo prisa, por favor toma mi maldita orden.— Abraham no pudo evitar que en sus labios se formara una fina línea y sus gruesas cejas se fruncieran tanto que llegaron a unirse por un breve instante.

Relájate, primero el cliente y luego tu. Repitió en su mente.

—Buenas tardes, si quiere que tomen su orden tendrá que esperar en una de las mesas. La caja es para cobrar y tomar pedidos muy cortos.— su voz sonó tan fría que se sorprendió a sí mismo.

Llegó a la conclusión de que la chica era extranjera, su acento forzado la delataba podría hasta jurar que era mexicana, no sería la primera persona de allí que se topó y escuchó hablar inglés de una forma extraña pero fluida.

—Bien. Lo siento ¿Si? Tengo un día de la mierda, sólo quiero un capuchino cremoso. Esperaré aquí, una vez más lo siento.— ella jugó con su cabello y sin esperar respuesta de su parte caminó de una forma perezosa a unos de los taburetes que habían en la gran mesa que servía de mostrador.

Le Beau [AM] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora