21:35pm.
Suspiró, cansado. Que día agotador. Terminó por cerrar la cafetería dónde trabajo junto con mi compañero de turno.
—¿Te llevo? Realmente no es molestia bro, además no creo que sea muy buena idea un taxi a estás horas—. Me lo pienso un segundo, realmente no estoy para gastar dinero en un taxi, además de que suelen demorar demasiado a esta hora. Sin pensarlo más, afirmo con mi cabeza mientras coloco el último candado en las rejillas.
Realmente no tardamos demasiado en llegar a mi pequeño departamento, a pesar del tránsito pesado que hay a estás horas por las calles de Atlanta no nos tomó mucho tiempo.
Me había mudado aquí hace no más de unos cinco años, vine de Orlando hasta aquí en busca de nuevas oportunidades, actualmente me encontraba en mi cuarto año de Universidad y, a pesar de ser becado, tenía gastos que cubrir cómo mi pequeño departamento que decidí tener y las cuentas que este conlleva. Trabajo en la cafetería Husks en turno vespertino, el sueldo no es mucho pero me daba para lo justo y necesario. En algunas ocasiones trabajaba doble turno, pero sólo cuándo era estrictamente necesario.
Connor, que tenía veintidós años al igual que yo, es mi compañero de trabajo. Nos conocimos en la Universidad hace cuatro años a pesar de estudiar carreras diferentes en estos momentos, el estudia ingeniería y, aunque había empezado la carrera con periodismo, decidió luego de unas cuántas semanas que no era lo suyo y que la ingeniería lo era realmente.
A ambos se nos ofreció el trabajo aquí en la cafetería, hace tres años. El señor McCain fue generoso al contratar a un par de adolecentes inexpertos. Nos dijo qué teníamos carisma para atraer público. Especificando el femenino.
Yo atendía la caja y sí se requería, tomaba algunos pedidos junto a Connor que era el encargado de atender a los clientes. Había una pequeña cocina dónde de preparaban algunos de los platillos especiales de la casa. El señor McCain junto a su esposa eran los que preparaban tales manjares.
• · •
Arrastrando mis pies, me enacamine a la recepción de la biblioteca para retirar algunos libros. Me encontraba con un humor de perros, había dormido muy mal y la compañía del insomnio estuvo toda la maldita madrugada y no fue hasta que mi alarma sonó que el sueño decidió hacer presencia.
Morfeo hijo de tu puta madre.
Tenía que entregar un proyecto en tres semanas y, a pesar de tener tiempo de sobra, prefería no tentar mi suerte y aprovechar el tiempo que se fue otorgado. Toqué la pequeña campanilla llamando la atención de la chica que se encontraba de espaldas acomodando algunos libros para que así pudiera atenderme.
Ay mierda, por la virgen santísima ¿Esto es real?
La chica, la cuál estoy seguro que nunca había visto por los pasillos del campus, era sin duda alguna una maldita diosa. Podía llamar la atención muy fácilmente, aún sin quererlo.
Tenía labios gruesos y rojos con un ligero brillo en ellos, unos ojos de un esmeralda realmente bonitos que tenían un brillo particular. Una cascada de color azabache cómo cabello caía lazio por su buen cuerpo, tenía nariz pequeña y pómulos elevados con un ligero rubor en ellos. Una jodida Adonis, sin duda alguna.
—Hey, ¿Te encuentras bien?— Su mano de movía frente a mis ojos. Bien, creo que fui muy obvio al observarla así. Tenía una maldita cara de imbécil y no podía, más bien no quería, sacar mis ojos de sus labios carnosos y brillosos, seguramente sería tan exquisito probarlos y senrirlos...
Reacciona jodido estúpido ¡Pareces un puto acosador!
—Eh... yo bueno. Vengo a retirar estos libros. Mhh, si, libros—. Finalmente recupero un poco la conciencia y el actuar de mi habla sólo un poco, sé qué hablé cómo un jodido bebé recién nacido pero al menos salí de mi trance acosador. Ella asintió y me pidió mis libros con un movimiento de su mano.
—¿Tienes tu carnet contigo? Lo necesito para saber si debés algún libro.— mierda, mierda. Su voz era tan tierna, se oía muy inocente y mi lado ligón quería hacer de las suyas. No podía intentar ligarla ¡Ni siquiera la conocía! Pero...— ¡Oye! ¿Seguro que te encuentras bien? Es la segunda vez que pareces ido.
Sólo moví mi cabeza en afirmación mientras le pasaba mi carnet, un leve rubor asaltó mis mejillas. Me sentía un maldito puberto hablando por primera vez con una chica, joder.
—Bien, está todo en orden. Parece que eres muy aplicado respecto a las fechas de entrega. Los libros tendrán que ser devueltos en cuatro semanas pero se te puede aplicar una más por tu impecable desempeño... según la señora Foster escribió aquí,— ella sonreía divertida mientras me miraba— bueno, que tenga linda tarde joven Abraham.
Oh mierda, sabe mi nombre. ¿A caso es algún tipo de señal? Me abofeteo mentalmente, realmente estoy actuando cómo un adolecente hormonal.
—Gracias, que tengas bonita tarde...— esperé deseoso de saber su nombre, ella sonrió y pronunció con voz suave Ophelia—, un placer Ophelia, espero encontrarte nuevamente—. Y me marché jurando haber escuchado un yo también de su parte.
• · •
Ella sonrió feliz y la melancolía la abrazó con fuerza. Quería llorar, quería correr y abrazarlo. Pero no podía, ella nunca podrá y el ciclo se seguiría repitiendo a lo largo de los siglos. Esa era la única manera. Algo que ella jamás podrá detener.
___
Hola, cómo sabrán algunos soy fan de Abraham Mateo, el cuál será protagonista pero sólo cómo IMAGEN y un poco de su carácter. A lo largo que se desarrolle la historia apreciarán que su família no será la misma pero para que no sea tan distante todo se llamarán igual que en la vida real pero tendrán algo diferente que se les hará saber luego. Sin más me despido.Con odio y karma.
As.
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Le Beau [AM]
Science-FictionElla le besó y él cerró sus ojos. Entonces, sonreí. Porque mi trabajo ya estaba hecho. Él se había enamorado y no de mí. Nuevamente, él fue feliz pero no conmigo.