El chico del parque - [Furry yaoi]

¿Experimento?

(¿Q... Qué esta pasando? ¿P... Por qué me está besando?) Pensaba, al tener mis labios juntados con el de aquel lobo. Era mi primer beso, no debía, no podía desaprovecharlo... Lo tomé de las mejillas, y le correspondí. La pelea de leguas inició. Su lengua era mucho más fuerte que la mía... El ganó en unos instantes, podía sentir lo débil que me estaba poniendo.

El tomo mis caderas, frotando sus manos con esa parte levemente, podía dejarme caer un poco, puesto que el agarre me detenía. La falta de aire se hizo presente, y nos separamos, dejando un hilo de saliva que unía nuestros labios inferiores.

Estaba sorprendido, lo miraba con ojos cristalinos, el me veía con un rostro pícaro. Siendo sincero, había disfrutado mucho el beso.

– ¿Y... Y eso? ¿Por qué fue? – dije tartamudeando y sorprendido a más no poder, mi rostro era similar como si hubiese visto un fantasma aterrador, o un monstruo gigante apunto de devorarme con sus garras largas y afilada.

Pero, el tenía una sonrisa placentera, como si ese fuera su objetivo desde un inicio. Paradeó un par de veces, para poder reaccionar, y alejarse un poco de mi, sin soltarme de las caderas.

– Pues... Eres el primer chico que me llamó la atención... Nunca había sentido, eso... – mencionaba aquel lobo, todavía los ojos junto sus sonrisa dulce.

Su respuesta me dejó más impactado que nunca. ¿Le gustó? O ¿Solo está jugando conmigo...? Esas dos preguntas invadían mi cabeza en ese momento, ni podía pensar en otra cosa que no fuera aquellas cuestiones que la misma voz de mi mente me decía.

– Entonces... Q... Quieres decir que... ¿Te gustó? O... ¿Qué? – tartamudeaba, estaba más que asombrado que ya ni hace falta decirlo.

– Se que nos conocemos solo unos días... Pero... Acabo de besar a un chico, y me gustó... Y si me gustó... – Me miraba con una sonrisa dulce, tomó mi mentón, y con la llema de su dedo pulgar, acariciaba mi mejilla, casi tocando mi labio – No dudo en que me agrade tener una relación con un chico... Y... Quiero que tú seas el afortunado...

– ¿¡Qué!? – esa voz era familiar, esa voz daba escalofríos... Era mi papá tigre.