Cinco

598 125 38
                                    


Pasaron muchas cosas.

Primero éramos nosotros cinco, luego fuimos siete, por descuidarme no me di cuenta cuando ya éramos doce ni mucho menos cuando el número parecía no dejar de crecer.

Nuestro pequeño grupo de amigos comenzó a expandirse.

Al principio creí que querías más amigos, y eso me hacía feliz, creí que querías un bonito grupo de amigos con los cuales conversar y confiar, como alguna clase de tropa o algo. Ahora lo pienso y creo que te aburrías de nosotros y por eso buscabas gente nueva.

Gente fresca, que no te conociera realmente.

En ese caso me disculpo por no darte la atención que querías y, por ende, ser inútil.

Pero no te preocupes, estoy bien.

¿Recuerdas a Taehyun? Ya sabes, el que estudiaba en el mismo año que nosotros, al que dejaste de hablarle de la nada luego de tres largos años de amistad ¡Él te conocía desde hace mucho más que yo y cortaste su amistad como papel de manualidades! Sigo atónito por ello.

Aquel día yo falté a clases.

Cuando regresé Taehyun ya no se reunía con nosotros.

¿Por qué?

Esa duda no me dejaba tranquilo, quizás no hablaba con él tanto como tú o cualquiera de los otros, pero me pareció extraño, de un día para otro ¡Bang! Ya ni siquiera se atrevía a mirarnos. Por eso cuando tú continuabas hablando como si nada en su ausencia, sin preocuparte en lo más mínimo, yo me levanté y me fui con la excusa de que iría al baño.

Tú, como siempre, no le prestaste atención a mis comentarios sobre el tema, tu conversación sobre tu último fin de semana con aquella chica que recién habías conocido parecía mucho más interesante.

No estaba de acuerdo con desplazar a uno de nosotros de la forma en la que lo hiciste.

Aún así no te importó.

¿Sorprendente? De hecho no.

"Ah, Kai está molesto conmigo".

¿Crees que decir esas palabras con aquel puchero iba a hacer que cambiara de opinión?

"¿Por qué ya no se hablan?"

¿Por qué pones esa cara?

Nunca me respondiste, evadiste mi pregunta de todas la formas posibles e incluso me diste la espalda de una forma tan descarada que me da asco.

Claro, nunca tendrías agallas para decirme que lograste hacer llorar a Taehyun, que por tus indirectas y miradas frías lograste que se encerrara en el salón donde solíamos reunirnos mientras intentaba no temblar de la ansiedad o desmayarse por no comer.

Porque nunca serías capaz de contarme todo lo que le hiciste solo porque te habías aburrido de su amistad.

Esto llevaba más tiempo ¿no es así?

Esa actitud tuya llevaba mucho más tiempo, pero me negaba a aceptar que no eras la persona indicada para mí.

Aquel día comencé a ver quién eras realmente.

Y me hiere saber que tuve que descubrirlo por mi cuenta.









El azabache cerró su cuaderno con un suspiro pesado, dejando que cientos de emociones abstractas que quedaban como residuos en su mente salieran de la misma manera que el aire en su pecho, lento, pero agradable. Era como si un kilo de problemas estuviera abandonando sus hombros.

Estuvo un rato allí, mirando a la nada. Tras un rato escuchando el vacío en su cabeza, se levantó del escritorio para ir directo a su cama, tomó su teléfono y se dispuso a responder sus conversaciones pendientes, pero en el proceso se encontró, entre sus chats recientes, el contacto responsable de sus pequeños escritos.

No pudo evitarlo, el corazón se le apretó en el pecho.

Y con todo el dolor del mundo...

Borró su conversación.

La que tenía parte de sus sentimientos, de sus muestras de cariño, de sus bromas y consuelos de ideas aleatorias e incluso parte de sus proyectos de vida.

Porque Kai lo apreciaba, de verdad lo apreciaba mucho.

Pero se negaba a sufrir por ver un contacto fijado con apodo bonito, con corazones y brillos, que probablemente lo tenía a él como todos los demás.

Sin nada especial.

Porque para Beomgyu, Kai ya no era especial.



To Him » BeomkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora