Final

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Cuatro chicos charlaban animados mientras caminaban por el parque de la ciudad, hablando de todo y nada a la vez, disfrutando del fresco día que la temporada les había regalado.

Reían y planeaban lo que iban a ser en la mañana siguiente, jugaban con las hojas que caían de los árboles y pasaban por algunos puestos de comida ambulantes solo para preguntar el precio de los productos y apenarse cuando debían decir que no tenían dinero para pagar.

Se estaban haciendo compañía de una forma realmente agradable.

Kai sonrió al ver a su pequeño grupo de amigos llevarse bien, bromeando y siendo ellos mismos.

Y pensar que se habían conocido en las peores circunstancias.

一¡Ya te dije que la salsa de tomate no es un jodido smoothie, Yeonjun!

Kai pegó una carcajada ante la exclamación del pelimorado que caminaba más al frente junto a los demás, definitivamente todos ellos eran un caso.

Él no sabía cómo, pero desde que se había alejado de Beomgyu se sentía liviano, fresco, estaba mucho mejor así, aunque realmente comenzó a sentirse de esa manera luego de terminar las pocas notas que hizo sobre el mayor. Todo un peso salió de sus hombros cuando terminó de escribir.

Era como si plasmar sus pensamientos en papel hubiese sido más tranquilizante que decírselo directamente al mayor.

En medio de todo lo que estaban haciendo sus amigos Kai miró hacia un lado, nunca supo si fue por suerte o simple casualidad, pero del otro lado de la calle había un azabache que conversaba con otros chicos, aparentemente estaba bien, una sonrisa decoraba su rostro mientras que el resto de jóvenes a su alrededor aprovechaban el día para payasear.

Kai lo miró aunque este no le miró de regreso.

Se veía bien.

Sonrió por ello.

Él aún cargaba la libreta consigo, nunca la había sacado de su bolso. Pudiera simplemente cruzar la calle y entregarle todas las palabras que tanto le quiso decir, todas las preguntas que le quiso hacer y todos los silencios que quiso llenar.

Pudiera terminar con eso.

Cerrar su capítulo con Beomgyu sabiendo todo el caos que hizo en su cuerpo y mente.

Por eso fue que sacó la libreta de su bolso, diciéndole a sus amigos que le dieran un momento, que necesitaba hacer algo, mientras caminaba decidido.

Estuvo a punto de entregarle todos sus pensamientos a aquel muchacho. Todo lo que siempre le quiso decir.

Pero antes de siquiera llegar al final de la vereda se detuvo, casualmente junto a un bote de basura.

¿Acaso Beomgyu merecía saber cómo se sentía al respecto?

¿Merecía saber todo lo que el menor sufrió?

No, porque no lo sabría valorar.

Nadie más que él mismo apreciaría sus palabras de la misma manera, Beomgyu mucho menos siendo que él mismo lo había desplazado junto a los demás.

Esa fue la respuesta que Kai tuvo en mente cuando dejó caer la libreta en el bote de basura, y con una ligera sonrisa se alejó lo más que pudo de aquel azabache que no había notado su presencia.

Porque al final, ninguna de las palabras de Kai llegaron a Beomgyu.

Y eso estaba bien.

Beomgyu no merecía saber sobre aquello.








To Him » BeomkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora