El jueves

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De pequeña me llamaban el jueves porque estaba siempre en medio. Y no ha cambiado nada, sigo estando siempre en medio.
En medio de las peleas, de los problemas, de toda la mierda. De nada sirve que me quede callada para evitar discusiones que no le hacen bien a nadie, y tragar con todo lo que me viene yo sola. De nada sirve porque haga lo que haga y aunque intente mantenerme al margen, siempre me salpica todo, lo que tiene que ver conmigo y lo que no.
Y, joder, yo entiendo que cuando uno está enfadado lo paga con todo el mundo, a mí también me pasa, pero yo trato de que se note lo menos posible, pienso por una puta vez antes de actuar. Entonces, ¿por qué los demás no hacen lo mismo? Siempre tengo que pagar por lo errores de otro porque, claro, como soy la que siempre está ahí para todo el mundo, la que tienen al lado, la que nunca se va, soy el blanco perfecto.
Y estoy harta. Hartísima. Pero, ¿Qué coño hago?, ¿me alejo de todo el mundo?
Es probable que la clave sea la comunicación, pero cuando lo he intentado no me ha funcionado para nada, o al menos no por mucho tiempo, y ya me he candado de esforzarme. De esforzarme por todo el mundo y no ver lo mismo de su parte.
Estoy cansada de ser el saco de boxeo de todo el mundo.

25/06/2020

Esta soy yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora