Juliana ya no sabía cómo acercarse a la chica ojiazul así que se alejó, se hizo en una de las mesas y acostó su cabeza en una de sus manitas, sólo para ver a Valentina, quien, con el paquete de gomitas en la mano, escaneó el lugar como buscando donde sentarse. Fue cuando vio en dirección a Juliana que emprendió su camino acercándose a la pelinegra.
El corazón de Juliana latía más rápido, no podía despegar su vista de la ojiazul sin poder creer lo que pensaba que iba a pasar.
Pero cuando ella estaba lo suficientemente cerca, notó que no la estaba mirando a ella si no a algo a sus espaldas. Valentina pasó a su lado y siguió derecho, Juliana la vio cruzar la puerta y perderse por el pasillo.
Resopló bajo y miró al frente, todos los demás niños se veían tan felices, con sus amigos compartiendo, y ella estaba sola, siempre estaba sola. Era la ultima a la que elegían en educación física, la que siempre tenía que hacer los trabajos grupales sola, la que se la pasaba los descansos escondida en la biblioteca o en el salón.
Tomó las galletas y las empacó en su maleta, entonces caminó de nuevo por el pasillo, pero esta vez ya no saltaba, esta vez miraba al suelo sin ganas de nada.
Al salir al patio con los demás niños, dio unas cuantas vueltas, entonces pasó cerca a uno de las canchas improvisadas de futbol y casi la golpean con la pelota, pero ella fue ágil y la esquivó, los niños se rieron de ella, ni siquiera se disculparon.
Y Juliana tomó otro camino.
Fue cuando, a unos metros, vio la cabellera castaña de Valentina, ella estaba sentada sola en el pasto, en uno de los jardines aledaños al parqueadero, la zona más sola del colegio a excepción de la biblioteca.
Juliana se sintió algo inquieta pero ya estaba decidida, iba a hablarle a Valentina, tomó su maleta con una mano y caminó a paso seguro, pero entonces se detuvo cuando unos chicos se le acercaron a la ojiazul, pensó que a lo mejor eran su amigos y dio una sonrisa triste, se iba a dar la vuelta cuando, a pesar de la distancia, vio en el rostro de Valentina que algo no estaba bien.
Uno de los chicos le golpeó el hombro y los demás comenzaron a burlarse, Juliana distinguió, a sus compañeros, eran Lucho, Sergio y Nayeli.
Cuando Sergio le quitó de las manos el paquete de gomitas a Valentina las volcó el pasto y luego las pisó, a Juliana le hirvió la sangre de la rabia, más aún cuando vio que Valentina estaba llorando y su corazón se partió.
Apretando los puños y a paso rápido se acercó a ellos, quienes reían cínicos en conjunto mientras llamaban a Valentina en apodos hirientes.
Sergio recogió una de las gomitas que había pisado y se la acercó a la cara de Valentina, como obligándola a que se la comiera.
—Come algo, palo de escoba. —Juliana llegó de repente y lo empujó, apartándolo de la ojiazul. —¿Qué te pasa? —Le dijo enojado.
Las risas pararon.

ESTÁS LEYENDO
Cookies ~ Juliantina OS
Historia CortaTerminada | Donde a Valentina le gustan las galletas y Juliana las comparte con ella.