CAPÍTULO 3
Odio hacer deportes.
Nunca he sido buena en ninguno, pero me esfuerzo lo más que puedo para ganar la materia, el profesor es demasiado estricto y al parecer disfruta regañarme dándome gritos fastidiosos por la poca destreza que poseo para realizar cada ejercicio.
Al terminar la clase contaba con un breve receso, así que fui a mí casillero en busca de dinero para ir a comprar comida, debido a mí aspecto parecía que estaba a punto de desmayarme y comer me haría mejor, en lo personal amo comer.
Con dificultad me dirigí hacia el comedor que se encontraba en el tercer nivel. ¿Por qué rayos tiene que estar arriba? Mi cuerpo de fideo parecía flaquear con cada escalón que subía.
Me agarré del barandal para apoyarme y así sentarme para poder tomar un poco de aire.
—Dramática— dijo una voz ronca, sorprendida levanté la mirada para encontrarme con aquel rostro tan familiar.
—Isaac.— dije en forma de saludo y él solo sonrió.—¿Qué no deberías estar en alguna clase?— mi voz cargada de curiosidad.
—Necesito hablar contigo—
—¿No puedes esperar? Este no es un buen momento, si no lo has notado estoy apunto de morir y necesito comida para reponerme— dije poniéndome de pie.
Él es visiblemente más alto que yo, tiene un cabello negro intenso, unos ojos color avellana con un lindo rostro perfilado.
—Eres tan dramática— dijo entre risitas— Necesito informarte algo importante o bueno, al menos importante para ti.—
—¿Qué puede ser más importante que comer?— dije molesta —¿No podemos hablarlo en casa?.—
—¿Te avergüenza que te vean conmigo hermanita?— dijo haciendo una mueca infantil.
Definiría a Isaac como ~el favorito~ no solo de papá, me refiero a todos los que nos rodean. Físicamente somos un poco parecidos, tenemos el mismo color de ojos, tenemos la nariz respingada y posee unas pecas muy notorias. Pero nuestras personalidades son muy diferentes, él siempre a sido muy alegre y extrovertido. Es muy sociable, por ende suele hacer amigos con facilidad, algo que a mí se me dificulta por ser tímida. Él es muy popular por ser el capitán del equipo de Soccer, diría que la mayoría de veces estoy bajo la sombra de mi hermano mayor, no me molesta y para ser honesta me gusta mantener un perfil bajo.
—Sabes que no es eso— bufé — Pero muero de hambre.— dije dándole una mirada cansada, él estaba impidiendo que fuera por un delicioso y exquisito pedazo de pizza. Pensar en comida solo hacia que mi estómago empezará a rugír como León.
—Se trata del chico que te gusta— dijo observándome.
Mi mente se encontró divagando en el recuerdo de aquellos ojos.
—Sigue hablando tonto ¿Qué tienes que decirme de él?— dije sin poder ocultar el entusiasmo en mi voz.
—¿No tenías que ir a comer?— dijo con un tono burlesco.
—¡Isaac!— dije con desesperación.
—Esta bien, pero... ¿Qué gano yo?— dijo con picardía.
—Lavaré tu ropa por una semana.—
—Trato hecho, bueno ahora al punto. Cómo capitán del equipo— dijo con tal orgullo— mis compañeros me dijeron que al parecer él haría las pruebas para entrar al equipo.—
Aunque era pésima en ese deporte, amaba ver a Isaac en sus entrenamientos y sobretodo en los partidos. Hasta en eso éramos diferentes, a él se le daba tan bien cualquier deporte, pero no pude evitar sentir aún más emoción, si el extraño entraba al equipo significaba que podría verlo más seguido, quizá hasta podríamos hablar.
ESTÁS LEYENDO
¿Cuánto duele un adiós?
Teen Fiction¿Cuántas veces has dicho un adiós? En lo personal muchas veces, experimentamos despedidas a diario, algunas son inesperadas y causan heridas tan profundas. Zoé, Lhiam, Isaac, Jey, experimentan diversos tipos de "adiós ". Dedicada a esos adioses que...