2.¿Te gusta a ti también?

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CAPITULO 2

Lunes

Odio lo lune-el gato con botas...

Al llegar al colegio todas las mañanas tenemos que formarnos para escuchar noticias de nuestro director.
Estaba formada enfrente de una de mis amigas Nayrim, estábamos platicando de lo más normal, comencé a buscar entre las filas a mí ojitos bonitos. Volteo a la fila del doceavo grado y entonces paso, su mirada y la mía se cruzaron. Sentí que todo dentro de mi se paralizaba ¿Cómo era posible que esos ojos pudieran ponerme tan nerviosa?

No pude moverme, él seguía viéndome y yo estúpidamente sonreí pero mi sonrisa desapareció cuando su rostro siguió serio. Baje la mirada y solo podía imaginarme lo roja que estaba, la vergüenza invadió cada parte de mi, lo había observado durante dos días y nuestro primer contacto visual no fue lo que esperaba.

-Zoé, vamos- la voz de Nayrim interrumpió mis pensamientos.

Comenzamos a caminar para que cada uno fuera a su respectiva clase, sus ojos seguían en mi mente, de pronto sentí una mirada, volteé y me encontré otra vez con ese café intenso. Quise moverme pero no pude, Nayrim me empujó para seguir caminando y solo pude notar una diminuta sonrisa en aquel rostro tan precioso.

¿Cómo llegaste a gustarme tanto ojitos bonitos?

A la hora de salida me encontré con una amiga de último año Jey, éramos muy buenas amigas y nos conocíamos desde que estábamos muy pequeñas, de hecho nuestra familia era muy unida, compartíamos una clase y la miraba después del colegio casi todos los días.

Pero antes de poder pronunciar una palabra Jey me dijo -¡Zoé míralo, es tan perfecto!- entonces lo vi a él, a ese extraño de los ojos bonitos.

Lo único que salió de mi boca fue -¿Te gusta a ti también?- Jey y yo solo nos reímos.

-No diría gustar, pero ¡Dios está hecho un pa-pa-si-to!- dijo entre risitas.

-Si está en tu grado entonces sabes su nombre- le dije muy emocionada.

-Pues si, pero dejaré que lo averigües tú- guiñandome el ojo.

¡Gracias amiga! Pensé.

Jey se quedó a mí lado observando al bombonazo, tenía unos pantalones ajustados negros y una playera negra resaltando entre todos, él era este tipo de amigo guapo que al ponerte a su lado desapareces y él se hace más guapo.

¿Cuándo me notaría?

¿A caso podría mirarte? Me respondí, nunca he sido el tipo de chica que llama la atención cuando la ves pasar, tampoco me consideraba tan fea, mi porte era delgado, medio paliducha, con el cabello largo lacio y unos cachetoteees con muchas pecas en ellos. Nunca me interesó tener más cuerpo del que tenía y para ser sincera soy una niña que unos días me sentía bien conmigo y otros días me veía y decía ¡Ay chingona! ¿Y esa cara de muerta que te traes?

-Tierra llamando a Zoé- dijo Jey agitando su mano enfrente de mi cara-Es hora de irnos, mi mamá dijo que vendrías a casa.-

Comenzamos a caminar y Jey hablaba, me sentí culpable por no prestarle atención pero mi mente seguía en aquel niño de los ojos bonitos.

¿Cuánto duele un adiós?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora