C A P Í T U L0 4

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15 de agosto, 2019.

Nubes negras llenas de contaminación se alzaban arriba de nuestras cabezas anunciando la espera de una pronta tormenta. El ambiente se encontraba cargado de una masa espesa de nostalgia, llanto y melancolía.

Era curioso como el tiempo, a veces, se adecuaba al estado de animo del ambiente. Como un simple día podía cambiar el transcurso de tu vida. Como pequeñas acciones podían marcar la diferencia. Toda acción tenía su reacción y, en pocos casos, toda enfermedad no tenía una cura o solución.

La vida era una especie tétrica y macabra de bicicleta; si querías mantener el equilibrio, pedaleabas hacia delante; sin embargo, las alegorías nunca funcionaban cuando tu vida era un desastre y ni siquiera podías mantener tu estabilidad emocional estable. Y en ese minuto, ese instante, cuando el dolor intenso era tan punzante y dolía jodidamente respirar para seguir estando vivo. Ese momento doloroso donde nada tenía sentido, y como una tortura, el cuerpo seguía vivo, mientras el pensamiento, el entendimiento, el alma, se fundía en lo muerto, vacío y perdido. 

Así me sentía yo en aquel momento, una alma vacía, triste y perdida.

Entonces, es aquel débil apretón en la palma de mi mano que me traía de vuelta, una vez más, a la dolorosa realidad. Sus dedos eran fríos contra mi huesuda piel, buscando refugio bajo el inclemente viento helado que azotaba nuestros cuerpos, con esa inocente creencia que allí se hallaba el calor que tanto ansiaba su cuerpo. Quería decirle que no haga aquello. Quería gritar de impotencia y dolor. Quería destrozar todo a mi alrededor. Quería decir algo, hacer algo, cualquier cosa; pero me encontraba en un lugar lejano, perdido en mis pensamientos, sin que mi cuerpo pudiera responder a las ordenes que les dictaba mi cabeza.

Con un esfuerzo sobrenatural bajé la mirada y me encontré con sus grandes ojos de Bambi tintados en el más puro de los tonos carmín, al igual que su pequeña nariz y sus abultadas mejillas. JungKook intentó hacer el amago de una sonrisa pero se detuvo en el proceso, como si se sintiera incorrecto, deshonesto y una falta de respeto al panorama que se pintaba a nuestro alrededor. Se hallaba tan destrozado como yo. No había palabras de consuelo que pudieran sacar el dolor de nuestros corazones, ella se marchó y no había nada que pudiera traerla de vuelta. El cáncer se la había llevado.

Como mencioné, no todas las enfermedades siempre tienen cura.

El viejo traje de papá era grande para su diminuto y delgado cuerpo, tan demacrado y sin grasa corporal que le proporcionara calor, dando la angustiosa apariencia de ser sólo tejido, piel y huesos. Era imposible no darse cuenta de la costura apresurada de color azul sobre el tejido negro o las mangas arremangadas de la camisa a los costados de sus muñecas. Fue un percance de último momento y era la única solución, que dio inicio a una sucesión de costuras mal hechas al costado del saco de vestir acentuando la vieja tela y la gran mancha que predominaba en la vestidura.

RAIN | TAEKOOK [+18]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora