Seis

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Él nunca había sido del tipo de andar con cuidado por los pasillos como si tuviera que cuidarse de algo. Al contrario de la mayoría de los ineptos estudiantes de preparatoria que se movían con la cabeza gacha por los pasillos menos concurridos esperando pasar inadvertidos, él disfrutaba de ser mirado y apreciado —incluso despreciado—. Sin embargo, esos últimos días se sentía como un maldito perro al tener que olfatear disimuladamente el aire a su alrededor en busca de cualquier pista que le dijera que Min Yoongi estaba cerca.

No estaba escapando de él, para nada. Jimin sólo tenía un plan discreto para alejarse de la sonrisa adorablemente tétrica y del olor espantosamente cálido que no se había podido quitar de la cabeza después de lo que había ocurrido. Además, él estaba seguro de que el chantaje hacia Yoongi tardaría un poco más en hacer efecto, así que lo dejaría respirar antes de volver a insistir y que al final le besara los pies. Sí, eso haría, pero antes necesitaba olvidar lo que se sentía el ser rodeado por su bochornoso calor, que para nada le hacía sentir cosquillas en el estómago, no.

—¿Está todo bien, Chim? —La voz de Taehyung le hizo girar la cabeza hacia él, y reprimió un bufido al ver no solo a un perdedor colgando de su brazo, sino que ahora también Hoseok caminaba al lado del alfa con su siempre brillante sonrisa de Señorita América en la cara—. Es la tercera vez en lo que va del almuerzo que olfateas a la nada.

Bueno, nadie podía culparlo. Jimin y discreción no combinaban bien en la misma oración, menos si se sentía como una puta presa huyendo de un depredador, cuando normalmente era él quien asechaba. Miraba sobre su hombro a cada segundo y si no paraba de sudar, tendría que llamar a un doctor. O hacerse una operación de nariz para dejar de ser una mierdecilla paranoica.

—Es por el aroma de Jungkook, ya sabes. No puedo acostumbrarme a su olor a alcantarilla y sudor. Deberías reconsiderar el bañarte todos los días.

Las mejillas del alfa se iluminaron antes de bajar la cabeza y Jimin sólo pudo quejarse en voz baja al sentir el pellizco que Tae le dio en un brazo, mientras llegaban a la cafetería y caminaban hasta una mesa al fondo. Jimin insultó a Yoongi mentalmente por no dejarlo disfrutar de toda la atención que recibía directamente hacia sus piernas. Los pantalones negros siempre eran una buena elección para causar reacciones, y los murmullos junto al ligero silencio que se hacía cada que entraba al salón no hacía más que aumentar la sonrisa en sus labios brillantes.

—Oigan, ¿ese de ahí no es Min Yoongi?

Si no había desarrollado tortícolis crónica, la velocidad con la que giró su cuello al escuchar la voz nasal de Hoseok decir eso totalmente la desencadenó. El silencio en la cafetería se hizo más denso, aunque los murmullos sutiles llenaron el espacio hasta convertirse en una especie de ruido atmosférico difícil de ignorar. Jimin, al notar que la atención de la multitud no era para él, sintió una vena en su frente palpitar y la piel en sus palmas arder por lo fuerte que estaba apretando sus uñas coral en ellas. 

La oleada de ira en su cuerpo se disolvió entera al sentir dos ojos oscuros chocar con los suyos, y no se sentía tan violento como antes ahora que el sonrojo trepaba por sus mejillas. Una parte de él le gritó que no bajara la barbilla como si tuviera algo de qué avergonzarse, mientras que la otra seguía abrumada por el recuerdo de su cuerpo encajando tan bien entre las piernas del alfa. Se obligó a seguir mirando al frente y pudo respirar tranquilo cuando el chico se giró y tomó el café que algún encargado le tendió. Cuando se dio la vuelta, por primera vez en su vida escolar, evitó el hacer contacto visual y esperó a que el aroma amaderado de Yoongi se alejara lo necesario como para dejarlo respirar correctamente.

—¡Hey, Min! Siéntate con nosotros.

Y la voz de Tae volvió a arruinar su maldita estabilidad mental. La puta voz de su mejor amigo que últimamente actuaba más en su contra que a su favor, con su estúpida sonrisa cuadrada y el tono infantil con el que siempre lograba lo que quería.

Él es una zorra │Yoonmin│Where stories live. Discover now