Situacion

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_-Narra Jin

Antes cuando era un niño solía ver por la ventana cuando iba e auto con la emoción de ver el fondo en movimiento, pero, ahora me resulta bastante aburrido admirar ese mismo fondo, inclusive me resulta bastante molesto y monótono.

Quizás no era por el hecho de que deje de ser un niño, pero, quizás por la razón de que este lugar lo reconozco, me da un amargo sabor de boca. No sé si eso es apegarse al pasado, ni tampoco si eso es suficiente como para justificar como me siento al observar estas cosas, Solo me siento así.

Miraba por la ventana de un taxi las luces de los postes de Kioto, como también el incesante movimiento de personas que van a por la ciudad de aquí para allá con diferentes propósitos, eso sí, la vista era oscurecida por el vidrio oscuro del taxi que Yena y yo habíamos tomado.

Eran casi como las 8:30 pm, y por suerte y quizás por obra de un milagro, habíamos llegado en el último viaje que tomaría el metro hasta Kioto.

Al llegar a Kioto, después de tomar casi unas 4 horas de viaje por metro, tomamos un taxi que nos llevaría a la dirección de mi llamado "hogar" donde mi madre me esperaba para conocer a Yena.

Yena, por su parte no aguanto mucho, y se quedó dormida mientras tomábamos el taxi, en este momento ella se encontraba dormida en mi hombro.

A mí me molesta estar en Kioto nuevamente, porque me recuerda a muchas cosas que no desearía recordar, pero, el hecho de estar con Yena hace que de verdad pueda soportar la carga que tengo en este momento.

Ni siquiera es como hablar con mi madre. Pero supongo que eso en este momento no es necesario pensarlo.

Demonios, quisiera saber cómo es suficiente para yen tener la ideología de improvisar cunado no sabes si seguir un plan o no.

En un movimiento ligero pude ver que Yena se acomodó en mi hombro, buscando algo de comodidad, la cual se la ofrecí sin pensar, pero al poco rato tendría que despertarla, ya que llegaríamos a nuestro destino.

Seguí observando con algo de vagancia las luces de los postes de luz, y la luz que emitían los anuncios de los edificios, las ventanas encendidas y los anaqueles de tiendas de ropa y demás artículos.

Para muchas personas eran lujos, para mis simples objetos que no tiñen objetivo.

Luego de unos minutos de viaje por la ciudad, el taxi se detuvo en un edificio que era limitado visualmente por la angosta ventana del taxi.

Yo al darme cuenta gracias al movimiento del auto al frenar, y mi memoria, me dispuse a volver a la realidad. Con algo de cuidado desperté a Yena quien estaba aún dormida disfrutando del frio del ambiente gracias al aire acondicionado del taxi.

Ella me miro algo confundida, pero luego estrujo sus ojos para hacerme una pregunta con voz algo adormilada.

— ¿Ya llegamos?

— Si, así que termina de despertar Yena durmiente.

Ella frunció suavemente el ceño al escuchar lo que dije, yo solo sonreí leve mientras sacaba mi cartera para pagarle al taxista. Luego de sacar el dinero de mí bolsillo le entregue el dinero al taxista el vual me lo recibió con una sonrisa.

— Gracias, señor.

— Gracias a usted, joven.

— ¿Podría abrir el maletero?

— Si no se preocupe, no se me eh olvidado de sus maletas.

Yena y yo salimos del taxi por la puerta del lado de la acera, y esperamos oír el sonido que se produce cuando el maletero es abierto. Al escucharlo yo me hacer que a el maletero y levante a puerta, para después tomar las maletas y ponerlas en el suelo.

¡No soy tuya, Tu eres mio! (Jin x Yena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora