CAPITULO TRES

1.6K 238 33
                                    

"Y cuando en las mañanas nadie te despierta,
y cuando en las noches nadie te espera, y cuando puedes hacer lo que quieras, ¿Cómo se llama eso?
¿Libertad o soledad?
(a quien corresponda)

Fluke salió furioso del campus, tontamente pensó en olvidarse de él, dejarlo todo atrás, por su propio bien, pero se dio cuenta de que aun con amnesia Dean seguía siendo el mismo de siempre, casi fue engañado por su cara angustiada, esa cara de perrito perdido que ponía, ¡imbécil!, era lo único que le faltaba que insinúe que entre ellos pasaba algo más, respiró profundo y soltó un suspiro.

¿N' Fluke que te pasa? - La voz de Mac interrumpió su marcha.

- Es tu amigo, el idiota de Dean. ¡Insinuar que yo!... ¡que él!, ¡estúpido! ¡no tiene nada en el cerebro!

Mac lo tomó por los hombros suavemente - Cálmate, respira profundo. Ahora cuéntame ¿Qué paso? - Cuando iba a comenzar a contarle, se arrepintió - No, nada, mejor dejémoslo así, no vale la pena.

-Bueno, sí no quieres contarme, está bien, pero tranquilízate, ya sabes cómo es Dean.

- Si, solo es que se me había olvidado.

- Vamos a tomar algo ¿Qué dices?

- No puedo, debo ir primero dar una tutoría y después a la clínica, tengo práctica.

- ¿Qué tal si te recojo después y te llevo a comer algo?

- Está bien, vamos después - Entonces lo abrazó y luego se fue.

Maldito Dean ¿Quién se cree que es?...
Ojalá no hubieras regresado, ¡uuff, solo con verlo se me retuerce la tripa!, ojalá sigas fingiendo que perdiste tu estúpida memoria, así no tengo que verte la cara de nuevo. - Por culpa de ese tonto llegaría tarde otra vez.

A pesar de no tener familia estaba cumpliendo su sueño, terminaría la carrera, estaba feliz, de no ser por Dean todo marcharía bien.

Cuando terminó la clase, varios alumnos se acercaron para conversar, pasaría el resto de la tarde en la clínica, esa era su parte favorita del día, atender pacientes, aprender cosas nuevas, desde que Dean había desaparecido, ya no tenía que preocuparse de que nueva estupidez se le ocurriría para hacerlo fallar. Por supuesto nunca hubiera deseado que saliera lastimado.

Eran más de las ocho cuando pudo volver a casa luego de cenar con Mac.

Recorrió con la mirada el departamento, no se quejaba, tenía todo lo que necesitaba, una beca pagaba la universidad y le proporcionaba un lugar para dormir, solo él sabía lo que le que le había costado llegar hasta ahí, nunca conoció a sus padres, fue dejado por su abuela en un centro del servicio de menores cuando era pequeño, nadie pudo adoptar un niño de más de seis años, una de las razones, era porque su custodia le correspondía a un papá que nunca apareció, lo único que supo de su familia fue que su madre murió de una sobredosis a los diecisiete años, lo que hizo que su infancia fuera difícil debido a todos los problemas de salud que toleró, el mismo se prometió no depender de nadie, se esforzaría en ser un buen estudiante.

Más tarde gracias a sus notas obtuvo esa beca, el sacar puntaje nacional en la prueba de selección universitaria le dio la oportunidad que necesitaba, quedó en medicina, sin embargo no podía evitar acordarse de Dean, cuando lo conoció en ese colegio, él se transformó en su peor pesadilla, no había un día, en que no le recordara que era un pobre guacho, la competencia entre ellos por ser el mejor, se hizo cada vez más compleja a medida que pasaba el tiempo, cuando lo relego al segundo lugar, ¿Cómo era posible que siendo dos años menor estuviera en el mismo curso de él? Todo se debía a su trabajo constante, a sus esfuerzos por salir adelante y no depender de nadie.

PARA ENCONTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora