The calm before the storm III

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Ya habían pasado tres días y Horacio no había puesto un pie en el turno noche, casi no hablaba en la radio y si se cruzaba con Volkov miraba hacia el suelo y lo ignoraba. Ya se hacían las 8 de la noche y no había señales de Horacio. Se escuchó que alguien abrió la puerta. Corriendo se fijó para ver quién era, su corazón se aceleraba, la esperanza que fuera ese hombre con la cresta hacía que su cuerpo se envolviese en llamas. Como si fuera un perro esperando a su amo, sus ojos se iluminaban y su cola se movía de un lado para el otro. Su expresión cambio rotundamente al darse cuenta que eran los del turno noche. Enojado volvió a su silla y golpeo el escritorio.

- ¿En qué coño estás pensando? – con voz fuerte y dura, pero a medida que pasaban los segundos se calmaba-......no era que me amabas? – su voz se quebró y una lagrima recorrió su mejilla.

Era hora de patrullar y su compañero era Greco.

- Ey ruso, ¿qué te ha estado pasando estos días? Se te ve decaído ¿te peleaste con tu novia? Jaja – giro al ver que su amigo no se reía, Volkov estaba con la mirada pegada a la vereda, mirando desde la ventanilla, sus orejas estaban rojas- Mira Volkov, nos conocemos hace ya 10 años, puedes confiar en mí, sabes que no te voy a juzgar.

Volkov se mantuvo en silencio durante todo la tarde y su compañero evito hacer cualquier comentario. Greco se sentía mal al no poder ayudar a su compañero, quería hacer algo, pero cada intento de hablar terminaba en un silencio que dominaba todo el auto, un sonido blanco y ensordecedor.

Ya se terminaba su turno y estaban volviendo a la comisaria.

- Entra que yo voy a guardar el auto – dijo Greco en voz baja y suave-

Volkov se quedó en el auto sin moverse, parecía que ni respiraba

- Volkov, ¿me escuchas? Baja del auto.

Tomo coraje y luego de unos segundos, agarró en brazo de su compañero y le dijo

- Greco, me acompañas por unos tragos, hay algo que quiero decirte – sus palabras no tenían emoción alguna, sus ojos parecían perdidos en un mar de soledad, su compañero no puedo negarse ante tal acto

- Pues claro hombre, ¿dónde quieres ir? – dijo con una sonrisa

- Donde quieras esta bien, yo solo quiero hablar, pero necesito un empujón.

Su amigo suspiró con una sonrisa. Puso el auto en reversa y tomaron rumbo al bar donde por primera vez habían entablado una amistad y que se volvió una figura importante en la misma.

Ambos se pidieron los usual y se sentaron en la taberna. Volkov no sacaba los ojos del hielo que flotaba sobre su whisky, con su dedo lo movía de un lado para el otro. Greco tomaba de a sorbos su bebido mientras miraba como su compañero estaba en silencio, pero podía escuchar como gritaba desde su interior por ayuda.

- Puede que lo que diga sea algo disparatado, pero – mientras agarraba su vaso y lo movía de un lado para el otro con nervios – Volkov, ¿puede ser que estés así por Horacio?

Volkov se detuvo, bajo su mano y suspiró.

- ¿Cómo lo sabias? – con voz dura sin levantar la vista del vaso-

- Es mi trabajo saber que le pasa a mi compañero – le puso suavemente la mano en la espalda y con pequeños movimientos circulares acariciaba la espalda de su compañero-

- ...esto me supera, nunca sufrí tanto ¿Esto es amor? porque si lo es, ¡no lo quiero! – tomo un sorbo grande de su bebida y golpeo el vaso con la mesa.

Me gustas ¿te gusto? [VOLKACIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora