The calm befor the storm IV

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Se dejó de escuchar sonido, la llamada se había cotado y con ella se había llevado el resto de cordura del de pelo gris.

- ¡HORACIO! CONTESTAME HORACIO – volteó al agente – dígame que consiguieron una ubicación

- Disculpe comisario, se cortó antes que pudiéramos rastrearlo, debían saber lo que estábamos haciendo.

Eso había sido la gota que rebalsó el vaso, mientras gritaba, tiró todos los papeles. Agarro una silla y la estampó contra la pared. Se tiró al piso y con la cabeza sobre el suelo golpeaba con los puños. Su enojo se había tornado a tristeza, llorando tirado en el piso no podía sacarse las palabras de Horacio de su cabeza, nuevamente su miedo no le dejó decirle lo que sentía y ahora ya era muy tarde.

Se levantó, refregó sus ojos y se volvió a colocar los anteojos. Frente a él había uno de los refugios, en ese silencio juraría haber escuchado tren. Agarró todos los papeles sobre es refugió

- Muéstrame en el mapa a la zona que llegaron a rastrear

- A la orden – decía mientras con un marcador rojo marcaba en el mapa-

- Perfecto, esto nos reduce a 3 refugios y si lo que pienso es correcto, Horacio esta en este refugio, llamen a Conway y prepárense, vamos a salvar a Horacio.

Todo el cuerpo sacó de la armería todas las armas de gran calibre.

- Quiero a todos armados hasta los dientes y con chaleco, ya ya ya.

Conway bajó rápidamente las escaleras y se encontró con Volkov

- Conway, Gustabo, conmigo vamos en el Pegasus. Prepárense, vamos a salvar a Horacio – mientras se equipaba podía sentir como su cuerpo entero recobraba fuerza, no podía permitirse ninguna baja- todos a radio, explicaré la situación por ahí.

Los tres corrieron hacia el tejado de la comisaria, Conway tomó los controles y comenzó a pilotar el helicóptero.

- Bien escúchenme, Horacio me llamó y logré escuchar un tren, rastreamos la llamada, pero no conseguimos suficiente tiempo, pero logramos achicar la zona a 3 lugares. Uno de ellos se encuentra pegado a una estación de tren, al revisar los horarios, en ese momento un tren pasó por la estación.

- Conway tomó el mando- ya escucharon al comisario, quiero que mas patrullas rodeen la zona y esperen a mi señal para tomar acción, contacten a las ambulancias para que estén en la zona, no sabemos cuantos hay dentro.

El corazón del de pelo gris saltaba de su pecho, todas sus emociones se mezclaban, feliz de ver a su amado, triste de pensar que le pasara algo y enojado a si mismo por haberlo hecho sufrir tanto.

Gracias a la vista térmica del Pegasus pudo ver que se trataba de 5 secuestradores y un hombre en el centro, probablemente crestas. Su corazón latía fuerte al ver que todavía su cuerpo tenía calor, había esperanza.

- Aquí el comisario Volkov, son 5 secuestradores y uno que presumo que será Horacio, esta adelante por lo que debemos tener cuidado de no dispararle. Hay dos en cada punta y uno con Horacio. Equipo de asalto 1, entraran por el ala derecha

- ¡A la orden!

- Equipo de asalto 4, entraran por la izquierda

- ¡10-4!

- Por último, equipo de asalto 2 entraran por atrás

- ¡Copiado!

- Conway, Gustabo y yo iremos por adelante, ¿se entendió?

La voz de nuestro comisario se escuchaba segura, no había miedo, estaba enfocado en una sola cosa, su concentración estaba al máximo. Tomó aire contó hasta tres y exhaló. Sujetó con fuerza su arma y con sus ojos prendidos fuego dio la orden de asalto.

- Ya escucharon al comisario nenas, a mover el culo – dijo Conway con una sonrisa en su cara –

- A mi señal, 1...2...!YA!

Rápidamente el suelo se llenó de vainas. El lugar estaba oscuro solo se podía observar las luces al disparar, como pequeñas velas tratando de alumbrar una enorme cueva oscura, donde no sabes que tan grande es, ni quien se esconde tras ella. Los disparos cesaron, en las radios se escuchaban gritos de los agentes caídos. Cada grito penetraba en los oídos de Volkov, pero no se podía permitir rendirse ahora. Sus manos temblaban, le costaba sostener en arma con fuerza, pero un grito le hizo recobrar la fuerza.

- ¡VOLKOV, SALVAME AGH! – se escuchó un grito de dolor, en la oscuridad apenas podía ver.

- ¡ALGUIEN TIENE OJOS EN HORACIO!

- Negativo comisario, aquí hay dos caídos

- Aquí también

- Son cuatro... !FALTA EL JEFE!

Una luz cegadora le interrumpió su línea

- ¿Pero que tenemos aquí? El comisario Volkov y Superintendente Conway, me halaga que tales figuras vengan a verme, pero no recuerdo haber dicho que esto era parte del trato – su voz tenía un tono burlón, pero al mismo tiempo intimidante-

Tenia a Horacio agarrado del cuello, mientras con su otra mano sostenía un arma en la sien de él. Apenas se podía mantener de pie, luego de varias horas de ser torturado, la sangre había perdido su origen. De su pierna caía la sangre como un río, al parecer en el tiroteo había recibido una bala

- Tsk, ¿Qué quieres capullo? Deja libre a mi hombre y podemos hablar mejor ¿o acaso eres una niña que necesita un escudo? – trataba de esconder su preocupación al verlo desangrarse ante sus ojos con un tono burlón –

- Aaaah, no seas así conmigo Conway, pero quien sabe capaz soy una niña como esta – su tono decayó, sus ojos se tornaron como los de un psicópata y apretaba aún más el cuello de Horacio con su brazo-

Todos apuntaron rápidamente a La Cobra al escuchar a Horacio gritar

- Diles a tus perritos que bajen sus armas o tu querido comisario termina bañado en sesos – cada segundo que pasaba más se parecía a un psicópata –

- Bajen sus armas... ¡que bajen sus armas he dicho! – Conway perdía cada vez mas la compostura, y cada segundo que pasaba la vida de Horacio corría peligro – lleguemos a un acuerdo, déjalo ir, y puedes tenerme a mí, tengo más valor, solo deja que los médicos lo atiendan.

Conway empezó a analizar la situación, no había escape, todos sus agentes estaban en a mira, un paso en falso y Horacio estaba muerto. Sin embargo, no todo estaba perdido. Se preguntaba dónde estaba Gustabo, pero no quería llamar la atención, cuidadosamente observó toda la habitación. Arriba en una viga estaba Gustabo, con su arma apuntando a la cabeza de La Cobra. Tenia que distraerlo para que no notara que Gustabo faltaba, tenia que llamar su atención. Solo haba una oportunidad y estaba dispuesto a arriesgarlo todo.

- Waaa pero ¿qué es esto? Interesante oferta sin duda, pero me quedo con crestas, dile chau a tus amiguitos

- ¡NO! – gritó Conway desde el fondo de sus pulmones-

¡BOOM!

Todos se quedaron helados, Horacio cerró los ojos con fuerza. Todos tenían las armas bajas, él era el único con arma. El corazón de Volkov se detuvo, vio pasar su vida completa ante sus ojos, todos los momentos con Horacio, no estaba preparado para dejarlo ir. Sus ojos estaban solamente enfocados en él, sus piernas corrieron hacia Horacio. Veía como el cuerpo caía lentamente sin vida. Todo había acabado, estaba muerto. Lo agarró en el aire, lo sujetó con fuerza, sus lagrimas no paraban de caer. Tomó su cabeza y se la apoyo en su hombro mientras sus lágrimas borraban los rastros de sangre sobre su cabeza

Me gustas ¿te gusto? [VOLKACIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora