Todo lo hecho caído.
Todo el andar desandado.
Todo lo fuerte marchito.
Todo lo oscuro apagado.
Hoy, por futuro, declaro
semillas, hoz y arado.
¡Déjame, Dios, el permiso
de hacer del vacío un prado!
Que, si el fuego atosiga,
cuecen las ascuas sosiego,
pues, entre polvo y ceniza,
germinaran los cerezos;
luego, tras ellos, celosas
las rosas querrán privilegios,
y cuando llegue a la puerta
ella, buscando terreno,
por esa corte de ninfas
tomada por la muñeca,
entre infinidades de acres
y mi apocada sonrisa,
bajo migajas de pan
nos comeremos la vida.