De: Juan
‘’Betty, ¿estás mejor? Le he preguntado a Julia como estabas. Pero ella me ha dicho que no contestas sus mensajes. ’’
¿Qué no le he contestado los mensajes? ¡Si ni siquiera se tomó el atrevimiento de mandarme uno! Pero que hipócrita es que no se supone que es mi hermana, mi mejor amiga. Oh por Dios además ¿desde cuándo Juan se preocupa más por mí que de Julia? Esto es extraño…
Al otro día me desperté confusa y adolorida no había dormido mucho los mensajes de anoche me habían dejado atónita. ¿Cómo tomo eso?
Mi madre estaba más pesada que nunca, ya estaba a mitad de mi tratamiento y quería ver como ‘avanzaba’ se creía una gran médica creo que siempre quiso ser una pero temía encontrar alguna enfermedad terminal y saber cuándo acabaría la vida de un ser querido o eso me había dicho una vez. Escucho que la puerta se abre:
-Bea, mi amor ¿estás despierta?- Mi madre radiante como siempre entró y se sentó en el borde de la cama.- ¿Cómo te sientes? ¿Mejor?- emitió más ansiosa que nunca por saber mi respuesta.
-Si ma, estoy bien. Ya te lo he dicho- espeté un poco cansada ya que me hacía esa pregunta unas cien veces al día y no les estoy mintiendo.
-Oh por Dios, deja de asustarme así con tus enfermedades raras quieres, no duermo desde que te has enfermado, además la abuela llama tres veces al día.- Dijo media feliz con un poco de enojo, -Sea como sea, y ¿Julia? No te ha dicho nada, porque por lo que yo he oído el teléfono no sonó ni una vez.- Masculló arrogante.
Odiaba cuando mi madre se comportaba de esa manera siempre clavando el cuchillo un poco más adentro en la herida. Siempre lo hacía sabía que me molestaba y eso me ponía a un más de mal humor.
-No madre, no me ha llamado. A menos que vos escuches el teléfono… Y no lo hiciste así qué ¿por qué preguntas?- Podía comportarme como un perra cuando me enojo, les dije tengo un humor particular.
-Oh Beatriz ¡estoy cansada de que siempre tengas ese humor, te pareces tanto a la familia de tu padre en eso! Siempre de mal humor no es mi culpa que tus amigas sean así ¿sabes?- Salió disparada de mi habitación cerrando la puerta y seguía maldiciendo por lo bajo.
No me mal interpreten amo a mi madre pero ¿por qué saca esos temas que me duelen más que nada? A demás no había necesidad de nombrar a mi padre en todo esto… Y ella también tiene pésimo humor es una Wilmore después de todo. Y lo peor era que me enojaba por qué tenía razón.
Ya me podía levantar aunque iba del living a mi cuarto a regañadientes porque tenía que caminar obligadamente, prefería quedarme recostada todo el día. Me sentaba en el sillón del living que luego de mi habitación era mi lugar preferido de la casa, tomaba mi celular e iba de aplicación en aplicación, estaba aburrida sin mucho por hacer. Había leído todos los libros de mi biblioteca y la de mi madre aunque había un libro que no podía terminar ‘Emma’ de Jane Austen recuerdo que lo compré sólo porque se llamaba de esa manera ni siquiera me percaté en leer la contraportada y es por eso que se me hacía denso y aburrido… Hasta el día de hoy está allí hojeado pero inconcluso. Así que para leer no tenía.
Las conversaciones que tenía eran pasatistas, hablaba con Lila o con Andrea del instituto todo el bendito tiempo. Un mensaje que me mandó Andrea iba así:
De: Andrea
‘’ ¡Me dijeron que estabas mejor!, eso me alegra mucho en el salón se nota tu ausencia. Pero Flor y las demás pasaron a dar un trabajo sin vos… No sabía si decirte o si ellas te habían avisado. La profesora les preguntó si no era mejor esperarte que no había apuro. Pero ellas decidieron darlo sin vos. Por lo que te aviso que debes hacer un ensayo de supersticiones Bea, realmente lo lamento se están comportando como unas perras inútiles. Te tendré al tanto, cuídate’’
Ya no sabía que pensar de la máquina se ve que les iba perfecto sin el quinto engranaje que ni siquiera se percataban en parecer buenas, ya no esperaba que lo sean pero sí en que lo parezcan, esa noche lloré demasiado pero no de pena, dolor o lástima si no de odio, de ¿cómo no me di cuenta que eran así antes? ¿Siempre me estuvieron usando solo para las tareas? ¿Alguna vez me quisieron? Todas esas preguntas se presentaban en mi cabeza en un conjunto de punzadas en el pecho inigualables, nunca nadie me había defraudado así y miren que conozco idiotas.
Los días pasaban y seguía teniendo noticias de los engranajes, de los ensayos y exámenes que debía entregar al igual que de Juan, y de mi hermano quién me hablaba sólo de ingeniería, era insoportable a veces… No podía encerrarme de por vida en mi casa así que me quedaban pocos días de reposo y en mi interior no quería que terminasen. ¿Cómo miraría a mis antiguas amigas? Sí, lo había decretado fueron demasiado malas como para darles una segunda oportunidad ¿no?
La noche anterior antes de volver al instituto me acosté en silencio y en la oscuridad pensando si realmente esto debía pasar que debía enfermarme y tomarme un tiempo lejos para darme cuenta de cómo y quiénes eran las personas que me rodeaban en realidad. De que todo esto pasaba por algo, para que aprecie otras personas, sea menos superficial… Allí fue cuando me di cuenta que no todo es casualidad y que si bien muchas veces durante mi neumonía quise volver atrás el tiempo para así no enfermarme y que todo siga como antes, me dije a mi misma que me tenía que hacer valer, y eso hice.
Nunca dormí mejor, sonó el despertador y a unos pocos minutos me había levantado sin chistar me había colocado el uniforme, me había abrigado más de la cuenta ya que afuera hacía unos menos cinco grado centígrados -el invierno en este pueblo es gélido-, me preparé para ser una nueva yo, una nueva Bea.
En el viaje desde casa hasta el instituto mi madre me repitió miles de veces lo que debía y no debía hacer.
Al entrar a mi salón me llevé una gran sorpresa.
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Un año para olvidar.
Teen FictionEn un año pueden suceder muchas cosas, ganar amistades, perder otras, enamorarnos ser felices o llorar al segundo. Al fin y al cabo somos románticos, somos adolescentes somos extremos. Aquel que no tenga un año que quiera olvidar no es realmente un...