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"Una de las cosas más difíciles en la vida es tener palabras en el corazón que no puedes pronunciar"

—James Earl Jones

Aquella misteriosa nota, escrita en tinta negra y con letra hermosa le había causado bastante curiosidad. El mensaje era una cita romántica, y, como suele ser en la mayoría de estos casos, no tenía firma del remitente más allá de decir "Desde lejos, tu admirador secreto", lo que provocaba aún más intriga en Aaron.

La encontró cuando se había terminado el entrenamiento de ese día y él había pasado a su casillero a recoger sus cosas. Un pedazo de papel donde se leía un mensaje en forma de cita, que por lo que decía, interpretó como un "Me gustas" indirecto. No se sorprendió de la intención, puesto que al ser de los chicos más populares de la escuela, e incluso el capitán del equipo de football, cartas y declaraciones le llovían por montones; lo que le desconcertó un poco fue la manera en que encontró el papel, pues la mayoría de las chicas que decidían "confesarse" con cartas lo hacían entregándolas ellas mismas, nunca le había tocado la suerte de tener un admirador secreto hasta ahora.

Guardó el papel, doblándolo cuidadosamente y metiéndolo entre sus cosas, sin tener muy clara la razón del por que lo había hecho, y después se encaminó a la salida de la escuela, encontrándose con Spencer en la entrada.

-Hey Spencer, ¿aún no te has ido?.- Preguntó al llegar a su lado. Spencer le negó con la cabeza y le mostró una libreta con notas.

-Estaba jugando ajedrez con el profesor Gideon y me enseñó algunas aperturas, me dijo que las anotara por si acaso.- Explicó mientras le pasaba la libreta a Aaron para que pudiera leer. El mayor volteó a verlo con una sonrisa.

-Supongo que le ganaste.- Spencer asintió, ruborizándose un poco.

-Veremos si ya puedo ganarte con esto que te ha enseñado Gideon.- Dijo mientras le miraba desafiante y con una sonrisa retadora. Spencer sintió la chispa en esa mirada e inmediatamente asintió, aceptando el reto.

-Quizás con la ayuda de esos apuntes puedas ganarme la próxima vez que juguemos.- Respondió con una sonrisa altiva. Comenzaron a caminar rumbo a sus respectivos hogares mientras seguían conversando, Spencer le contaba a Aaron con entusiasmo sobre los temas que leía en diversos libros cuando visitaba la biblioteca, y Aaron se dedicaba a escucharlo atentamente en silencio. Le gustaba mucho cuando Spencer se ponía a hablar de lo que aprendía, sus ojos brillaban de una manera muy peculiar que le encantaba.

Al llegar a la parada de autobus, lugar donde se separaban y se reunían a diario para ir y venir juntos a la escuela, se quedaron juntos hasta que arribara el transporte de Spencer, en un silencio que se sentía cómodo. Aaron se perdió en sus pensamientos mientras Spencer hacía uso de toda su fuerza para no empezar a divagar en voz alta y molestar a su amigo, y evitar que se repitiera la misma situación que tuvo con otro compañero horas atrás.

Tras algunos minutos más, el autobús llegó por fin a la parada. Ambos chicos se despidieron y tomaron su respectivo camino. Una vez que el transporte se perdió de su vista por completo, Aaron emprendió rumbo hacia su casa, mientras pensaba en aquella curiosa nota.

Pero esa sería solo la primera que recibiría.

Al día siguiente, antes del almuerzo, encontró una nota igual a la del día anterior, con otro mensaje que parecía un fragmento del algún poema. Y los días siguientes, sin excepción alguna, siguió encontrando más notas en diversos lugares, sitios a los que muy pocas personas tenían acceso además de él, cuyos mensajes estaban siempre en forma de cita o de lírica muy románticos.

Con cada día que pasaba, y cada nota que recibía, comenzó a sentir algo extraño en el pecho. Era un sentimiento que combinaba ilusión, alegría, incertidumbre, vergüenza, ternura y un poco de temor. 

Notas con sentimientos (High School AU) (Hotch x Reid fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora