Criando a un dragón

Pansy Parkinson

Si alguien le pregunta a Draco acerca de cómo conoció a Pansy no obtendrá una respuesta, mínimo no una que aclare su duda.

- ¿Pansy? Ella siempre ha estado conmigo, es mi Pansy.

Si vas con Regulus, bueno, él solo se quejará de ellos y suspirará dramáticamente.

- Draco tenía un año y encontró a su doble, siempre han sido igual de insoportables. Te recomendaría dejarlos ser o se vuelven peores.

En cambio, si van con alguien que no sea un Black dramático y sarcástico, se encontrarán con Dalia Parkinson, ella lo describiría como el inicio de una historia infinita de travesuras.

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La familia Parkinson mantenía una reputación, eran parte de los sagrados veintiocho y como tal mantenían un imperio sumamente poderoso. Para 1981 cualquier tema relacionado con la botánica tenía que ver con ellos, pero no es por ello que Regulus los citó en la mansión esa tarde de invierno. 

- Buenas tardes, Regulus, lamento traer a Pansy conmigo pero mi esposo tenía algunos compromisos que atender, se llevó a Alhelí con él y un niño Parkinson es su limite. - Dalia Parkinson era una mujer alta, de cabellos negros y ojos verdes, su sola imagen imponía respeto. La niñaniña, entre sus brazos, era una copia exacta de su madre.

- Oh, no te preocupes, querida, yo también tengo a Draco conmigo esta tarde. - Y como si lo hubieran invocado, Malfoy entró a la sala tomado de la mano de Kreacher y moviendo su mano libre como saludo, un torpe saludo pero a ojos de Dalia era hermoso. Tal vez mencionar que los Parkinson tenían una debilidad por los Malfoy ayude a comprender sus acciones, la mujer dejó toda la elegancia al prácticamente correr hacia el niño.

Por su parte, Regulus sólo  podía reír por la cara de su dragón, se veía tan confundido cuando fue alzado. - Mírate, cosita preciosa. - Y ahí estaba su mueca mala leche. - Eres idéntico a tu padre.

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Aunque tenían casi dos horas juntos Pansy no podía despegar su vista de Draco, tan atenta al rubio que causaba risas en su madre. Por su parte, Draco la veía con curiosidad hasta que sonrió y extendió su mano hacia ella.

Todo pasó muy rápido, el niño se acercó a las Parkinson y les sonrió tan encantador como su tío Reg hacía para convencer a su padrino, en cuestion de segundos Draco se llevó a Pansy al jardín a pasitos cuidadosos, Kreacher iba detrás de ellos cuidando que no se hicieran daño, y le presentó a los pavos y le mostró sus flores. El resto de la tarde sólo se escuchaban sus risas y las quejas del elfo doméstico.

A partir de ese día Pansy buscaba a Draco y Draco buscaba a Pansy, armaban berrinches monumentales para ver al otro pronunciando de forma sumamente pobre sus nombres, y cuando por fin estaban juntos jugaban y correteaban.

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En una ocasión Regulus le presentó a las pansy originales y cuando el rubio lo comprendió prácticamente lo obligó a llevarlo a la casa Parkinson para mostrarlas.

La mansión ante sus ojos era preciosa, ante los de su dragón eran nuevas flores. Regulus en serio, en serio, no sabía de dónde sacaba el gusto hacia las flores, tal vez le recordaban a Narcissa.

Y como era de esperarse los Parkinsonse volvieron locos al tener al pequeño Malfoy en su casa. Si le preguntan, Black lo llamaría una emboscada. Cuando regresaron a casa Draco tenía flores nuevas y un regalo para su padrino.

- ¿De dónde sacaste esto, Draconis? - Cuestionó pero no estaba viendo al niño, Regulus sólo le mostró una sonrisa, esa sonrisa que ponía cuando sabía que lo describieron.

- Nino, nino, lores. - Tal vez lo llamen débil pero a su ahijado le gustan sus flores, es feliz con ellas y él no se lo va a quitar.

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