Capitulo 8 - Mudanza

2K 287 100
                                    

Estaba acomodando la vajilla, sacaba los platos de la caja y los metía en los cajones de la cocina de tres en tres, continuó con los vasos y acomodo los cubiertos mientras Hyukjae se encargaba de poner y conectar el refrigerador. Después de terminar con eso acomodaron la sala de estar, limpiaron, colocaron la alfombra y los sillones. Todo eso entre pequeñas miradas de reojo y sonrisas tontas.

Cuando terminaron pidieron algo de comer a domicilio ya que en la casa aún no había nada que fuese comestible. Se sentaron a almorzar en la alfombra blanca ya que los sofás aún tenían hule y los cojines no tenían relleno. Desde que se conocieron, por primera vez había un silencio cómodo entre ambos, se miraban y sonreían en cada momento. Los dos se estaban divirtiendo como niños pequeños pero alguno de los dos debía romper ese largo silencio y ese fue el señor Lee.

—Entonces...¿Quieres que seamos formales o solo nos conocemos hasta que firme los papeles?- Pregunta agachando la mirada hacia su plato de ramen, se puede observar como las orejas de éste se tornan de un rosa profundo dándole un toque de ternura.

—¿A que se refiere con formal?- Cuestiona el rubio tratando de reprimir la sonrisa que se desborda en sus delgados labios. Se siente nuevamente en la primaria cuando te llevaban a rastras frente a quien te gustaba para que se confesaran su amor mutuo.

—Bueno, tal vez sea pronto para decir noviazgo pero podríamos ser pareja. Sí, una pareja.- Afirma convencido con una sonrisa tímida mirándolo expectante por su respuesta.

—¿Y nos besaríamos?- Pregunta Donghae con una sonrisa llena de segundas intenciones, es una pena que el otro no la note debido a su gran concentración en el color de la carne en su plato.

—Si, si tú quieres.- Responde el mayor encogiéndose de hombros llevándose la lata de soda a los labios.

—¿Y nos acariciaríamos?- Pregunta el rubio mordiéndose los labios mientras estira una mano hasta la de Hyukjae.

—Suena razonable, así que si. Si quieres.- Responde el mayor jugando con uno de sus palillos.

El rubio se irgue y avanza de rodillas hasta posicionarse al lado del otro mientras aún está tomándolo de la mano. Se inclina hasta que su aliento caliente choca contra el cuello mientras susurra a su oído.

—Y dime Hyukjae ¿Que es lo que tú quieres?- La pregunta sale de los labios del rubio con un tono de voz que invita al pecado. Donghae toma entre sus dedos la mano del moreno y la lleva hasta su cadera a la vez que el pasa uno de sus brazos por la espalda del contrario.

—Yo...- Susurra sin saber una respuesta o que es lo que está pasando. Una respiración contra su cuello que le eriza la piel y ese exquisito y dulce olor que emana lo están hipnotizado y nubla su mente.

Esta a punto de responder cuando el rubio hace un pequeño movimiento, es ligero y rápido casi imperceptible que provoca calor en su vientre y luego en sus partes íntimas. Acababa de volcarle el plato de ramen encima. Se puso de pie tan rápido como pudo mientras corría al cuarto de baño del cual esperaba estuviera en funcionamiento.

—¡Lo siento!- Se disculpo un Donghae abrumado que corría para todos lados.

Hyukjae solo podía pensar en que era una suerte que la comida estuviese tibia porque sino otra historia sería.

Al entrar al cuarto de baño nota que estaba el lavamanos, el retrete, las puertas de vidrio y una bañera de porcelana. Agradece las toallas dentro de la caja de cartón sellada con cinta adhesiva la cual rompe para poder sacarlas y comenzar a secarse.

Por otro lado Donghae está caminando de un lado a otro con los nervios a flor de piel, preguntándose como fue tan torpe como vaciarle el plato de ramen encima. Había estado tan cerca de sentir otra vez esos carnosos labios y que Hyukjae le dijera algo, con suerte podría empezar a "sentir" al otro y lo había arruinado completamente.

Sintió ganas de llorar de impotencia pura, las lágrimas se arremolinaban en sus ojos, poniéndose acuosos y sin querer con cada pestañeo estas empezaban a caer por sus mejillas. Sin darse cuenta estaba llorando.

Miró el desastre en el piso y lloro aún más, "Esa alfombra era nueva y ahora estaba llena de comida y manchas y...y..." Se dijo a si mismo mientras los hipidos salían de su interior involuntariamente.

Con la vista nublada por las lágrimas tomó un trapo de una caja y comenzó a limpiar el desastre en el suelo. No podía evitar pensar qué tal vez Hyukjae se estaba arrepintiendo de salir con el. ¿Por qué querría ser la pareja de un crío torpe y llorón? Las lágrimas salieron con más fuerza y el pequeño chillido comenzó a escucharse desde el fondo de la garganta.

—Donghae ¿Podrías traerme algo de ropa seca de las cajas?- Pregunto la voz de Hyukjae que estaba siendo amortiguada por la puerta.

El rubio solo asintió aunque no lo viera y fue hasta las cajas que decían "ropa" de las cuales urgió hasta encontrar un pantalón de pijamada y bóxers. Se dirigió hasta la puerta del baño y mordiéndose el labio para no sollozar toco casi sin fuerzas la puerta. Hyukjae la entre abrió y tomó las prendas volviendo a cerrar mientras murmuraba un "Gracias"

Por alguna razón esto sólo hizo que Donghae llorara más y esta vez fue ruidoso. Se cubrió la boca con rapidez pero eso no impidió que el moreno lo escuchara desde el interior del baño.

—¿Donghae? ¿Sucede algo?- Cuestiono el mayor con la preocupación en su voz. Los hipidos de Donghae se volvieron más frecuentes mientras éste caminaba hacia la puerta llorando desconsoladamente por su torpeza.

Iba a mitad del pasillo hacia la puerta cuando una mano en su brazo lo detuvo haciéndolo girarse. Frente a él estaba Hyukjae sin camiseta y solo llevaba los pantalones de pijamas que el mismo le había dado hace unos momentos. Se talló los ojos aclarando la vista, recorriendo con la mirada el abdomen trabajado y la delgada cintura que poseía, las venas marcadas que se le veían en la parte baja del estómago hacia su entrepierna, el pecho amplio y los hombros anchos. Varios lunares se esparcían por el cuerpo del hombre mayor.

—¿Por qué lloras? ¿Que sucede?- Las preguntas salieron con una voz tan suave y dulce que le lleno de calidez el interior del pecho. Las dos grandes manos lo tomaron de las mejillas y lo acariciaron con tanta ternura.

—Fui muy torpe.- Dice en voz baja, los hipidos habían desaparecido y ni siquiera lo noto.

Hyukjae le sonrió ampliamente mostrando sus encías a la vez que la comisura de sus ojos se arrugaba. Con los dedos le peino el cabello rubio hacia atrás, quito los mechones rebeldes de su frente y seco sus lágrimas con tanta delicadeza como si fuese de cristal.

—No te preocupes, fue un accidente y a cualquiera le pasa.- Respondió restándole importancia. Se acercó a él y lo envolvió en un abrazo.

Donghae llevó sus manos hasta la espalda de Hyukjae y con cuidado lo abrazó, sintiendo la suave piel del hombre, oliendo su aroma a menta y shampoo. Deleitándose con la sensación de la piel ajena contra las yemas de sus dedos y la palma de sus manos. Recargo la barbilla en el hombro desnudó y cerró los ojos. Se sentía protegido y cómodo en ese abrazo.

—Gracias por ayudarme con la mudanza.- Dijo Hyukjae dándole un beso en la mejilla, eso fue lo único que necesitó para que la boba sonrisa volviera a su rostro mientras se abrazaba al otro y sus lágrimas se secaban en las mejillas.

El chico rubioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora