Capítulo 2

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No era una petición precipitada, más de dos años llevaban juntos, viéndose a escondidas, tocándose de manera discreta y amándose solamente en alma, y aún así el afecto era fuerte, pero ahora, Yoongi debía viajar un largo periodo, pues una guerra le esperaba y el miedo a que no volviera estaba lastimando a Jimin desde hacía unas semanas atrás.

—Si no regresas, quiero irme contigo—. Yoongi lo sintió como una cruel amenaza, aunque no podía concretarse muy bien en la situación mientras la belleza de cabello platinado, uno de los omegas más bellos de la región, quien había conocido años atrás bailando, siendo un espectáculo para el cumpleaños del actual rey.

Eran unos niños jugando al amor y Jimin estaba dispuesto a ser el vencedor.

Ahora el omega estaba frente al alfa ofreciéndole su mano, el acto era más que nada un pacto de consentimiento, el cual fue aceptado prontamente por el mayor al tomarle la mano y así fue guiado por el omega a la pequeña cama en donde tomo lugar primero, esperando a que Yoongi lo hiciera, pero sobre su cuerpo.

Tan sólo tenían 17 y 19 años, jóvenes, inexpertos en todo el sentido de la palabra, pero dejaron que sus cuerpos fueran guiados por sus lobos, que sus manos laboraran en el deseo, por lo mismo fue que la ropa poco a poco fue quitada. Los ojos de Yoongi mostraban su deseo y el omega no podía sentirse más satisfecho por ello.

Su amor podía ser catalogado como un mal romance, como sentimientos completamente alocados y en parte así se sentían ahora, sin cordura mientras se besaban con la lujuria brotándoles de cada poro.

Era la primera vez que se tocaban de esta forma y Yoongi seguía sin encontrarle el error a ello, el aroma de Jimin le era cautivador, enloquecía y le hacía querer ofrecerle todo en el mundo, aunque este no se lo pidiese.

El amor podía ser confuso, pero ¿Qué hacía que un amor fuese equivocado? Yoongi juraría que lo enfermo, lo que lastima, pero, su mundo le aseguraba que no, que el único desatino en el amor, era el suyo.

Y si de verdad estaba equivocado, si de verdad todos tenían razón y esto era un pecado, ardería felizmente en el infierno, porque amaba con todo su ser al chico que yacía ahora bajo su cuerpo, permitiéndole tocarle de una manera más íntima, permitiéndole conocer el amor a su lado y si la diosa luna se enojaría por el acto no consagrado, pediría su perdón y bendición hasta final de los días, porque Jimin era su todo, y no iba a permitirse restricciones de algún tipo ahora, no cuando la respiración del omega comenzaba a ser errática y seductoramente atractiva para él.

— Mi señor—. Pudo oír ese llamado bajo, esa invitación a continuar, pues ahora ambos solamente estaban siendo cubiertos por la sabana clara.

— No—. Negó también con su cabeza. —Di mi nombre por favor—. Jimin sonrió, pues sabia cuanto odiaba su amado que le llamase como todos lo hacían, que le hablase con tal respeto, como todo sirviente debía hacerlo.

— Yoonie—. Termino usando aquel apelativo dulce.

— Un juego sucio—. Susurro cerca del oído de Jimin, yendo después a besarle el cuello, sintiendo las pequeñas uñas de este aferrarse a su espalda con devoción.

Dejándose llevar por las emociones del momento, el alfa se permitió tantear el cuerpo que reaccionaba bien a su tacto, acaricio su vientre y llevo luego su gran mano a la pierna de este, sintiendo en el interior de estas el aviso de la invitación a lo siguiente.

El hecho de sentir su humedad y la mirada aprobatoria de Jimin le hizo sentir lo necesitado que estuvo por un amor tan puro como el que le estaba siendo brindado por este. Incluso cuando sólo era una amistad al inicio Jimin se mostró como su salvación, Yoongi nunca la pidió a voz llenas, pero aun así el omega pudo escuchar sus suplicas silenciosas e iba estar agradecido por ello y lucharía por ofrecerle un amor digno alguna vez.

Di mi nombre (Historia corta) [YOONMIN] OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora