FINAL

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Martirizado, así se sintió Agust desde aquel día en el que le había arrebatado la vida a la persona que juraba amar, contradictorio, sí, pero, ¿Qué se le podía pedir a un hombre capaz de acabar con su propia sangre?

— Bébelo todo —. Pidió al viejo alfa postrado en su cama, si, su muerte seria pronta, pero Agust se encargaría de que fuese hoy inmediatamente, pues, no le servía más y ahora mismo hasta su madre era un estorbo, por lo que el mismo té se le fue servido a esta y quizás ya se encontraba sin vida en aquel quiosco donde pasaba sus mañanas.

— Sabes, padre —. Dijo mientras veía como el hombre acaba todo el té.

— Si tan solo me hubieses amado más que Yoongi nada de esto hubiera pasado —. Le culpo.

— Si me hubieras hecho el rey desde un principio, Hoseok no hubiese muerto —.

El hombre ni siquiera pudo hablar y Agust sonrió con la mirada desolada cuando la taza cayo de sus manos, pues era como si su poca humanidad se la hubiese llevado Hoseok con su ultimo respiro, porque ahora ya nada parecía importarle.

— Todo esto es su culpa y no mía —. Dijo antes de salir y dejara a su padre agonizando de dolor hasta la muerte.

...

Yoongi no era considerado una gran líder y guerrero por nada, podría ser su fuerza inferior a la de su contrincante, pero era calculador y antes de dar un paso él ya había planeado los otros y hasta intentado adivinar los de su oponente, por lo mismo espero a la mañana y llenó de espadas a sus ayudantes, un equipo pequeño, tan sólo 5 personas, pero no le importaba, podrían lograrlo así.

Mientras intentaba entrar en el palacio, Yoongi se sintió feliz de su desempeño como príncipe heredo de ese lugar, pues, fueron sus mismo empelados quienes le ayudaran a entrar a este, y aunque estaba enojado entendía a sus soldados, pues sus promesas siempre era luchar con el rey no es un su contra, aun así, esperaba que estos no frustraran su plan.

...

Jimin abrazaba a los pequeños niños en aquella fría y sucia cama, estaban asustados y aunque también lo estaba él, los niños le necesitaban calmado, por lo que mantuvo la compostura en todo momento, confiando en su alfa, en que encontraría la forma de ayudarle, de sacarle de allí.

Y no estaba tan equivocado, pues justamente en ese momento escucho el sonido de voces fuerte, gritos y lo que estaba seguro que eran espadas chocar entre ellas.

No fue a Yoongi a quien vio, si no a un gran hombre corpulento aparecer por la pequeña ventana e introducir la llave en la puerta de su celda.

— ¡Vamos, vamos! —. Pidió y Jimin asintió, poniendo a los niños en pie y cuando por fin dejo las cuatro paredes del sombrío lugar y pudo ver el pasillo, se encontró con Yoongi peleando contra uno de los guardias.

Habían sido tantos años distanciados que cuando Yoongi por fin pudo correr a Jimin y abrazarlo se sintió irreal. Jimin había soñado con ese momento de tantas formas, pero jamás se imagina a si mismo con la ropa un poco sucia y con Yoongi algo lastimado por las posibles luchas que tuvo que dar para llegar hasta Jimin y sobre todo nunca imagino aquella herida que mostraba la traición de la que fue víctima.

Cuando el alfa, quien lucía diferente de cómo le recordada Jimin tomo su rostro en sus manos y le beso cortamente, el omega sonrió aferrándose a este con tanta intensidad y tristemente no lució como un reencuentro, el ambiente se sentía pesado, y en ese momento nadie encontró una respuesta a ello.

Aunque Yoongi no quería soltarlo, pues lo había extrañado tanto en todo ese tiempo en donde siempre fue este y el pequeño niño su motivación para continuar adelante, debía hacerlo.

Di mi nombre (Historia corta) [YOONMIN] OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora