capítulo 3

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Antes que nada, agradezco todo el apoyo, alientan mucho a seguir! 💞

Disfruten la lectura¡!

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[Noviembre 1997]

Era el momento. Luego de tantos años creyendo que eso, que todo lo que habían construido con tantísimo esfuerzo; todo por lo que dejaron el cuello en lograr, se acababa.

O por lo menos eso creía él. 

Tenía a toda la familia reunida en el comedor de casa, desde sus padres hasta los tíos, primos, incluso su medio hermano. Todos sentados en la gran mesa familiar que sus padres habían adquirido hacía pocos meses y que aún no se había utilizado, y la que Sergio creía sería suya luego, de él y de Raquel, cuando en un futuro viviesen juntos.

Pero eso no pasaría, o por lo menos no muy pronto.

Casi todas las personas sentadas en esa mesa habían movido cielo y tierra para convencer a Raquel de quedarse en San Sebastian, que irse a vivir sola a una ciudad tan grande como lo era Madrid era una locura. Muchos otros la tacharon de débil, asegurando que volvería en pocos meses porque no aguantaría estar lejos de quienes quiere. Pero ella, decidida, se iría de ese pueblo.

Sergio era testigo de la cantidad de horas que pasó despierta estudiando para los miles de exámenes que debía dar, de las tantas veces que se estresaba por no entender un tema y de las grandes cuentas que ahora debía pagar gracias a las llamadas eternas que hacía con su tutora desde su casa y que, para cuando terminaba, acababa costando una fortuna.

Pero pasó. Fue aceptada en la Universidad Central de Madrid, y ella estudiaría finalmente una carrera que le gustase para, al acabar, ser promovida al cargo de Inspectora.
Se imaginó muchas veces eso, soñaba con aquel momento hacía años, desde que acabó la secundaría. La idea de oír a los demás llamarla de esa manera tan formal y tan melódica a la vez, "Inspectora Murillo", le encantaba, y no iba a echarse hacia atrás por lo que los demás dijesen.

Pero era inevitable, luego de tantos años estaba comiendo fuera de un hospital, con su mayor sueño en la punta de los dedos, a nada de alcanzarlo. No, definitivamente no iba a echarse hacia atrás.

Sergio, por otro lado, se negaba a su ida. La aceptaba, por supuesto, si ella era feliz siendo una gran policía en otra ciudad, pues él se alegraría por ello; pero de ahí a estar de acuerdo y alentarla a que lo haga... no. Concordaba con gran parte de su familia, era una locura, una completa locura. En especial luego de su historia.

Él amaba tanto a esa mujer, y la idea de tenerla lejos, a pesar de poder verla cada pocas semanas, le aterraba. No quería tenerla lejos, sentía casi como una necesidad el hecho de cuidarla, de mimarla y, principalmente, de protegerla.
Ella le había dado tantas lecciones en la vida, desde que eran dos niños, pequeños enfermos que debían vivir en un hospital; desde entonces, ella le enseñó todo lo que él sabía de la vida.

Raquel le daba lo que a él le faltaba, y viceversa, se completaban el uno al otro, y si ella se iba, él no iba a encontrar la otra mitad de su alma; porque le pertenecía a ella. Y a ciencia cierta, se acabaría deteriorando si la joven no se encontraba a su lado.

Fue quitado de sus pensamientos con la voz de su padre. Jesús, el hombre alto y con una pelada blanca que le había criado. Él se encargaría de llevar a Raquel hasta su nuevo destino, y aunque a Sergio le encantaría acompañarla para pasar unas horas más con ella antes de su despedida, debía volver al hospital.

Para su desgracia, exactamente ese día era su consulta mensual; ese día que sólo sucede una vez al mes en la que él debe ir a que revisen que tal está de salud y que le hagan los estudios necesarios para verificar que su cancer no haya vuelto. Aún era pronto para dejarlo volar solo, hacía tan sólo un año que había salido de aquel mundo.

| 𝘃𝗲𝗻, 𝘀𝗮́𝗹𝘃𝗮𝗺𝗲 | AU serquel | La casa de Papel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora