Abrí mis ojos al despertarme, estos tardaron un poco en acostumbrarse a la tenue luz de la noche que entraba por la ventana. Me levanté lentamente para no despertar a Cris ni a los gemelos, quienes dormían conmigo en ese gran colchón.
Papá había trabajado mucho para darnos ese lujo, estaba segura de ello, tenía entendido que no disfrutaba cuando Chris y yo nos turnábamos para dormir en el suelo.
Caminé descalza sobre el frío piso y salí por la puerta de la habitación. Las ganas de ir al baño me estaban matando, y mi pequeña vejiga no aguantaba más.
Detuve mi ida al baño cuando miré una luz encendida , era el foco de nuestra cocina, di unos cuantos pasos para asomarme, curiosa.
Miré como mis papás hablaban en una mesa, no sabía de qué, mi pequeña mente de 6 años no se preocupó por eso, solo me limité a no dejar que me miraban.
Era lindo verlos juntos, sentía algo agradable dentro de mi cuando los observaba así.
Pero mi atención no se quedó en ellos mucho tiempo, el hombre que también veía a mi papás desde la ventana erizó cada parte de mi piel.
¿Quién era ese hombre?, ¿Tendría frío y quiere entrar a calentarse?
Cuando mis pequeños ojos distinguieron el arma en sus mano me paralicé. Sabía que era, mi papá me había enseñado a mantenerme lejos de esas cosas, porque causaban daños.
No me moví, no grité, no podía, mi cuerpo no reaccionaba. Hasta que oí el disparo, y la sangre comenzó a correr, al igual que la orina por mis piernas.
Me quedé sin aliento, vi a mi papá en el suelo, los gritos de mi mamá me aturdian, la puerta se abrió bruscamente.
Sentí como un par de brazos me arrastraron hacia atrás y mi susto fue mayor, pero me dejé llevar, seguía en shock.
-Rey, ayúdame con los gemelos- Chris me ordenó, mientras pasaba seguro a la puerta. Otro disparo retumbó.-¡LOS GEMELOS!
Mi cuerpo empezó a moverse sin mi consentimiento, empecé a despertar a mis pequeños hermanos lo más rápido que podía. Con sólo tres años, empezaron a llorar a causa del sueño que sentían.
Chris daba golpes con un martillo a la plancha de madera que se encontraba en la pared de la habitación, nunca había entendido el sentido de esa ruta de escape hasta ese momento. Mi papá había hecho eso para protegernos.
La puerta de la habitación comenzó a resonar fuertemente, había más de una persona dentro de la casa, se escuchaban gritos de voces masculinas, pero no distinguía qué decían
Salimos de la casa gracias a la madera rota, corrimos cuesta arriba lo más rápido que pudimos. Csris cargaba a la pequeña Amanda y la apretaba con fuerza, aunque este solo tenía 10 años. Arthur corría asustado mientras tomaba mi mano, mientras lágrimas caían de sus ojos.
Eramos niños huyendo, y no teníamos idea de qué, no teníamos un por qué. Apenas y pudimos adentrarnos en los árboles al final de la subida, mi casa aún podía verse a pocos metros de mi.
Mire a un hombre salir de la casa, vestía de negro completamente, no hizo nada más que observarnos, y no me gustó lo que sentí.
Pero no fue tras nosotros, solo se dio media vuelta, y entró, a la que ya no era mi casa.
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Punto De Partida
Teen FictionTras el asesinato de sus padres, Jane Reynolds decidió que no se convertiría en aquello que tanto daño le causó. Sería peor que eso.