Capítulo 5

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-Así que tú eres el refugiado.- La pelirroja mordía su labio mientras me inspeccionaba.- Es todo un placer.

-Lo mismo digo, señorita.

Ella sonrió de una manera coqueta y linda.

-¿Todos han llegado?

La pequeña Reynolds caminó en dirección a las escaleras. Desprendía inquietud, fue ahí cuando noté en ella algo de nerviosismo y me sorprendí. Primera demostración de vulnerabilidad.

La tomé del brazo impidiendola avanzar.

-¿Estas bien, Reynolds?

Sus grandes ojos oscuros me miraron fijamente y en lo profundo de ese hermoso color café una emoción era obstaculizada.

-Estoy perfecta.-Y yo no podía estar más de cuerdo.- Aquí la nerviosa no debo ser yo.-Soltó su brazo y siguió su camino.

Ahora era yo quién sentía inquietud.

Resultaba que mi sujeto de estudio era más complicado de lo que yo Imaginé.
La chica que nos acompañaba era mucho más compatible a lo que yo tenía pensando de la pequeña Reynolds. Algo que dijera, ¡Boom!,con solo observarla.

Pero ella era más que eso, casi indescriptible. Un rompecabezas con piezas rotas en pedazo.

Cuando llegamos al final del pasillo, ambos quedamos frente a una puerta blanca muy desgastada.

La pelirroja sacó un papel de su escote, el cual tenía una frase escrita que no logré distinguir. Se agachó para pasar la nota hacia el otro lado de la habitación.

-¿Por qué no sólo tocar?.-pregunté con un poco de burla.

¿Realmente eso era necesario?

Reynolds rodó los ojos por segunda vez en el día. Mientras que nuestra linda acompañante sonrió ante mi duda.

-Todos saben que está prohibido entrar aquí, y que esta es la manera de pedir permiso para hacerlo.-Respondió Lizeth, con un tono un poco menos coqueto en su voz.-Incluso los niños no tienen permitido estar cerca de aquí.

-Tocar produce desconfianza. Haz eso y recibirás un balazo.-Agregó la pequeña rebelde en tono de advertencia.- O por idiota, o intruso.

La entrada se abre, un hombre de al rededor de 40 años y expresión exageradamente antipática aparece ante nosotros. Se hace a un lado invitándonos a pasar.

La habitación era amplia, tenía una mesa alta y un par de sillas en una equina, no había ventanas. Con todos dentro, habíamos un total de 10 personas, que en su mayoría, se trataba de adultos mayores a nosotros.

Aquí estaban los nombrados líderes, cada uno con sus ojos bien puestos en mi. Entre ellos pude distinguir al hombre que vi en la entrada del punto rojo , quien daba órdenes al grupo que me apuntaba con fusiles cuando llegué. Este solo me observaba a lo lejos. También note a un chico joven, de unos 20 años o más, cabello castaño. No le quitaba la mirada de encima a Jane.

-Sea bienvenido a la reunión, Ethan Jones.

Un hombre algo bajo pero musculoso, me dio la bienvenida y tomó una de las sillas de la esquina para posicionarla cerca de la mesa. Hizo un ademán con su cabeza en dirección a esta y yo obedecí.

Todos se colocaron frente de mi, a excepción de Lizet, que parecía no tener permitido involucrarse. Ellos lanzaban miradas que demostraban intriga hacia mí, también desaprobación. Raynolds tomó puesto a mi lado, lo cual me agradó, eso me hizo sentir su apoyo.

-Lizeth, ¿Podrías explicar qué haces aquí?.- El hombre que nos abrió la puerta al llegar, le habló con fastidio a la pelirroja.

-No te enojes conmigo, Malcon. Me ganó la intriga de carne nueva.-Guiñó un ojo en mi dirección.

Solo escuché suspiros llenos de frustración en respuesta.

-¿Qué has decidido, Jane?

Fue entonces cuando todas las miradas me abandonaron, para hacer peso sobre la pequeña Reynolds. Ella mantuvo la compostura, su cuerpo aún desprendía seguridad.

Era muy impresionante.

-No he podido llegar a una decisión aún.

Todo quedó en absoluto silencio, al parecer no era el único que no esperaba esa respuesta.

El incómodo momento la obligó a seguir hablando.

–Creo en sus palabras, pero hay cosas que faltan por comprobar y no quiero equivocarme.

Empalidecí al oírla hablar.

Malcon la miró fijamente, ordenando en su cabeza lo que iba a responder. Más yo aún no entendía lo que significaban las palabras de Jane.

Eso quiere decir que... ¿No iba a quedarme?

–Jane, cuando yo no esté y te toque liderar la seguridad interna, no puedes llegar y decir que no tienes una decisión.

Era como escuchar a un padre corrigiendo a su hija.

–Tengo sugerencias.-Su seguridad aún no la abandonaba, pero su voz perdió algo de fuerza.- Podemos asignarle vigilancia hasta que se sepa qué hacer.

La risa de Lizeth llamó la atención de todo el grupo.

–Yo lo cuido...-Agregó enrollando un mechón de cabello en su dedo.

El hombre de tez morena, más conocido como el que me perdonó la vida al llegar, se acercó a Malcon y susurró algo en su oído.

-Jane lo cuidará.-Soltó Malcon.

-¿Qué dices?-El chico castaño al fin pronunció palabra. Esa solución no le haba agradado en lo absoluto.

-Es la mejor manera de que el chico se gane o no, la confianza de Jane.

 Todos los lideres parecían estar de acuerdo, estaba decidido.  Reynolds no dijo ni una palabra.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2020 ⏰

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