❝ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 3 ❞

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El viento de aquel día soleado le mece los cabellos albinos y arrastra consigo un suspiró pesado que se cuela entre sus labios. Sabe que si lo encuentran saltandose las clases podría llegarle una amonestación de suspensión por tres días y una densa charla con el director sobre lo mal que había obrado sus acciones, probablemente harían también un repaso sobre algunas otras amonestaciones pasadas antes de que lo dejaran ir con una advertencia. No obstante, finalmente se encuentra en paz y tranquilidad, así que, no le importa nada.

Los pensamientos en su cabeza fluyen como las nubes en el cielo claro de ese día y por primera vez en estas semanas no rehuye el rostro ni el nombre que vislumbra al cerrar los ojos. Giyuu Tomioka. Saborea el nombre en los labios y deja que todo entorno a ese muchacho invada su mente.

¿Cómo había llegado a enamorarse de alguien como Giyuu Tomioka? Siempre creyó que terminaría en una relación con una mujer de carácter dulce y mirada cálida, alguien parecida a Kanae. Idealizaba en sus pensamientos a una mujer con la que podría tener un noviazgo efímero durante la escuela media y tal vez, si todo resultaba bien, dar el gran paso hacia el matrimonio para formar una familia numerosa porque a él le fascinaban los niños. Entonces, la mujer que sería su novia sería un poco más bajita que él; de manos delicadas igual de pequeñas, con la piel suave como el algodón; su cabello podría ser largo, oscuro como la noche misma; tendría una mirada cálida que vería belleza allá donde otros sólo ven horribles cicatrices surcando su piel y sus labios, delgados, besarian los suyos con amor y dulzura y sonreirian solo para él, para traerle alegría a su vida y espantar los momentos dificiles que se le vinieran encima.

Definitivamente se había desviando bastante de sus ideales al enamorarse de Giyuu. En un abrir y cerrar de ojos dejó de buscar la figura femenina y comenzó a sentirse más atraído por el cuerpo masculino, bueno, específicamente el de Tomioka. La mujer ideal con la que planeaba casarse y tener familia fue tachada de su mente y ahora era su amigo de la infancia quien tomaba su lugar. A su juicio Giyuu era atractivo, tenía buen porte, un rostro bien perfilado, ojos cautivantes y un cuerpo formado por los años de entrenamiento físico que él comenzó por cuenta propia. Si, ese condenado idiota estaba como para comérselo. Giyuu lo miraba por sobre aquella coraza que Sanemi formó sobre sí mismo, ignoraba esa aura aterradora de la que varios alumnos murmuraban que se presentaba a su alrededor, no era miedo, tampoco lastima, era como si para Giyuu Tomioka solo existiera él, era algo que podía hacer que Sanemi se sintiera realmente importante para una persona como él. Y la forma en que le sonreía, con las comisuras de los labios apenas levantadas, a veces parecía como una luz en medio de una tormenta.

Eso lo llevaba a otra interrogante. ¿Cuando había empezado a ver a Giyuu con otros ojos?. Eso no lo tenia para nada claro. ¿Había sido cuando a penas eran unos mocosos y comenzaron a irse juntos a sus casas los días de lluvia, bajo un paraguas y con las manos tomadas? ¿O cuando a los doce Giyuu se armo de valor para intentar defenderlo en una pelea, pero al final solo terminó mal herido y sonriendole mientras le decía que estaba feliz de que él estuviera en mejor estado? ¿Tal vez aquella vez en la que a los catorce Giyuu lo defendió contra un profesor que lo tachaba de delincuente?. Era difícil saber, no obstante quizás al final fue todo eso y más lo que lo llevó a su estado actual.

—Giyuu... —suspira su nombre, abriendo ligeramente los ojos en el proceso y deseando que allí se le apareciera el azabache con esa expresión tonta que siempre le hacía sonreír.

—¿Qué?

Sobresaltado por la repentina respuesta que recibe, Sanemi se incorpora en su sitio recargando su peso sobre sus codos y mirando al chico que está acuclillado a su lado.

—¿Qué haces aquí? Ve a clases

—Pero tú también te las estas saltando

—Se vería mucho peor que tú lo hicieras siendo parte del consejo estudiantil —Giyuu abre su boca para replicar, pero le da la razón asintiendo—. ¿Qué querías?

De tres gatitos y dos tontos enamorados [SaneGiyuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora