Futuro asegurado

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                                                                       I

Mi papá, reparaba por... no sé, por... ¿este cómo era?, sí, enésima vez ese pedazo de porquería...
—María , traeme el café que dejé por ahí... hija, por favor.
Asentí de mala gana y se lo llevé.
—¡Puaj!, está muy dulce y frio.
—Estaría caliente si lo tomases a tiempo —observé que el gato hidráulico estaba como siempre: puesto de manera precaria, y el resto del vehículo apoyado sobre tablones y ladrillos, menee mi cabeza— ¡Nunca te tomas la seguridad en serio, papá!, todo por reparar ésta mugre de Ford modelonoseunamierda de nomeacuerdo que año.
—He hecho esto desde antes que, tú, nacieras... además si supieras esta es una verdadera joya del sesenta y cinco, de tres litros, culata doble, con amortiguadores helicoidales... —Estaba, él, todavía hablando cuando un fuerte temblor sacudió el garaje.
—¡Papá, cuidado! —exclamé muy tarde... el cacharro de dos toneladas le había caído encima de la cabeza y se la había reventado. Un líquido oleoso, maloliente y negro proveniente de su cabeza, se escurría bajó el capó del vehículo.
—¡Mamá! —grité, pensando en los cryptocreds que nos iba a costar esto— ¡Papá murió!
—¡No es posible, otra vez!, María llama al seguro.

                                                                         II

Llamé a la aseguradora NoTears4mePlease y empezó el embrollo: agendé una reunión con ellos en su oficina central.
—Señorita, su padre, William Poor estaba reparando un automóvil del tres mil sesenta y cinco con dispositivo antigravitatorio. ¿Por qué no lo activó, él, cuando estaba haciendo las reparaciones?
«Porque era un pinche cabrón descuidado», pensé.
—No lo sé, —dije—. «Además estaba bebiendo cerveza, whisky... y vino... y quién sabe que más». Tal vez estaba tenso, preocupado... ¿¡Por la falta de oportunidades para gente de su edad!? —contesté indignada— «seguramente no se hizo su mantenimiento a tiempo por ahorrarse unos creds para el trago, ¡que cabronazo!»
—Entonces me temo que el seguro no puede cubrir este incidente...
—¿¡Perdón...!? Epa mire bien el contrato es "a todo evento". El Terremoto, acá en Los Ángeles, fue de siete punto uno... y está cubierto por el seguro, ¿están seguros? —pregunté convencida
—... Eso es verdad, pero debe cumplir con el inciso cinco numeral ocho, en donde dice que "a todo evento, siempre y cuando no haya sustancias estimulantes y el asegurado tenga sus mantenimientos al día...", y sí, estamos seguros somos una empresa de seguros.
«Ja, ja, ja, te falto decir: LOL, pelmazo», pensé con desgano y cabreada, y agregué:
—¿¡Cómo!?, ¿mamá, tú sabías?
—El nunca me decía nada de estas cosas... —dijo sollozando.
—Por la presencia, que detectamos de forma remota, de etanoles y fenoles nos hemos dado cuenta que se ha incumplido el contrato, sin embargo la ley estatal nos obliga a responder por resurrección básica: pueden elegir entre restituir su completa capacidad cerebral con capacidad física mínima o capacidad cerebral mínima y el cuerpo con capacidad fully equiped. De todas maneras deben pagar algo más, nos lo cobraremos con su hígado que era un modelo con triple filtro y duración extendida, un artículo de lujo para alguien tan... de... su condición. Pobre Mr. Poor.
«Ja, sí ese chiste es nuevo, lo he escuchado cientos de años: pobres Poor. Maldito vampiro»
—Pero... ¿después se puede restituir lo que le falte?
—Por supuesto, cuesta cien mil cryptocreds que pueden pagar en setenta y dos cómodas cuotas anuales.
«¡Claro!, solo: setenta y dos cómodas cuotas... ¡hijo de la puta que te parió!»
—Este, sí, bueno más adelante veremos —sonreí de manera falsa como un billete de veintitrés quintos y cínica como político en campaña— ¿cierto mamá?
—Ahí veremos que podemos hacer... hija –Y volvía a sollozar: "Willy, Willy..." —decía— "porque siempre fuiste tan cabezota"... y sí, volvía a llorar.
—Gracias señores BloodSucker ahí nos las apañaremos
—Señorita Poor se equivocó, nosotros somos la NoTears4mePlease, si quiere la contacto con ellos con los de la BloodSucker, tenemos convenios cruzados con esa aseguradora...
Sentí unas imperiosas ganas de salir corriendo de ahí.
—No se moleste...
—No es ninguna molestia —dijo, y me apresuré a abrir la holopuerta— ellos incluso le pueden ofrecer ciento cuarenta cuotas anuales con el interés usurero convencional máximo estatal —tomé a mamá de un brazo y emprendimos carrera— sólo debe firmar el holopaper donde se compromete a trabajar dieciocho horas diarias por un cuarto del sueldo mínimo con garantía de venta de órganos en caso de no poder cumplir...
Estábamos en la calle ya y solicitamos un Rubber Taxi por nuestras interfaces telepáticas, y el agente de seguros seguía gritando por esteorófono virtual multizonal:
—Es una oportunidad que no se volverá a repetir, señorita, señorita... ¡Está joven aún, podría pagar un crédito a quinientos años si quisiera!

Cuentos trasnochadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora