CAPITULO 1

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El autobús de transporte lleva a Will desde la cárcel a la prisión estatal del Baltimore. Ha sido condenado a veinticinco años. Obtendrá la condicional en veinte si es bueno y se porta bien. No será posible, no con tantos asesinos en su cabeza y violencia a su alrededor. Se va a ahogar en eso...
Will está demasiado exhausto para preocuparse por eso de una forma u otra. No ha dormido bien en semanas y todo ha empezado a difuminarse en los bordes de nuevo, confundiéndolo.
Hay un puñado de tipos en el autobús y Will es uno de los dos únicos hombres blancos y no puede dejar de pensar en el racismo inerte del sistema.
Dios sabe que pasó la mayor parte de su carrera profesional acechando a hombres blancos de mediana edad que hacían cosas indescriptibles.
Es extraño pensar que estos delincuentes podrían haber recibido tres ataques por narcotráfico o haberse metido en una pelea de bar equivocada, aunque con la misma facilidad, podrían haber asesinado a alguien. Es imposible saberlo.

El tiempo no es particularmente agradable, pero tampoco está lloviendo. Nubes dispersas, cree que lo llaman. Will presiona su mejilla contra la rejilla que protege las ventanas y observa cómo pasan las líneas eléctricas y observa al ciervo emplumado que corre junto al autobús.
Es posible que su cerebro ya no este hirviendo en su cráneo a causa de la encefalitis, pero el ciervo aun lo sigue.

No puede dormir con la cara chocando contra la reja de la ventanilla ya que con cada bache, el autobús rebota. Es obvio que ese trasto necesita una reparación, pero el inconstante traqueteo del camino, lo sume en un estado de sopor hasta que llegan a la prisión y el autobús se detiene.

Will es arrastrado fuera con el resto de sus compatriotas. Las cadenas de sus piernas lo hacen cojear, y casi es incapaz de no tropezar con sus propios pies. No puede entender cómo pueden caminar los demás y siente como si estuviera cayendo a un pozo sin fin. Will pasó la mayor parte de su juicio entrando y saliendo del hospital a causa de su enfermedad y todavía no se ha acostumbrado al movimiento y a las cadenas. Tampoco a estar encerrado con cien hombres más, la mayoría de los cuales están frustrados, cabreados y aburridos. Will no necesita ser un genio para saber que esta nueva faceta de su vida se va a poner fea.
Mantiene la cabeza baja mientras pasan por las puertas y entran en la primera fase del procesamiento.
Todas las reglas y regulaciones flotan sobre su cabeza y Will siente que esta caminado tres pasos por detrás de su propio yo, obligado a moverse solo por inercia cuando los hacen desnudarse y pasar por el proceso de desinfección.
Su piel es pálida, no tiene tatuajes, y excepto por las cicatrices de su apuñalamiento cuando era policía, su cuerpo es un lienzo en blanco.
Los demás lo están mirando y algunos de los guardias, con sus guantes azules y manos ásperas, lo están observando con algo parecido a la lástima. Will se pone su nuevo uniforme de prisión: ropa interior blanca, calcetines blancos, camiseta blanca, mono azul y le entregan lo esencial. Ropa de cama, ropa interior y papel higiénico. Se mueven de puerta en puerta a través de los pasillos y puede oír a algunos presos gritándole obscenidades, Cuando la última puerta se cierra, Will sabe que ya está todo perdido.
Están en otra área, el área de espera, libre de sus cadenas finalmente, cuando un tipo desaliñado con una mirada perpetua que parece decir ¿Estás hablando en serio?, se sienta a su lado y con un suspiro lo saluda. "Hola tío. Soy Zee. Tienes pinta de encontrarte realmente mal. ¿Estás bien?"

Will mira sus zapatillas de lona gris, planas y feas. No tienen cordones y se pregunta si será por qué él es un caso especial y temen que se suicide o si realmente nadie lleva cordones en los zapatos. No puede reunir la energía suficiente para verificar eso. Su voz está atrapada en su garganta y carraspea varias veces antes de que pueda decir:" En realidad no." Su voz es apenas un susurro, una ilusión de sonido pero Zee parece oírlo de todos modos.

"Primera vez, ¿eh? Sí, todo esto puede ser un poco exagerado y abrumador, pero tienes que mantener la cabeza en alto y tienes que ser duro o te comerán vivo."
Will deja que Zee hable mientras asimila que el otro hombre ha estado toda su vida entrando y saliendo del sistema. Infracciones menores que van sumando cada vez condenas más largas y Will se dan cuenta de que realmente Zee no sabe vivir en otro sitio que no sea una prisión. Básicamente ha crecido entre rejas.

TANQUE DE TIBURONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora