*CAPÍTULO 3*
Como de costumbre, la mañana llega demasiado deprisa y el timbre del despertador retumba en la habitación.
No tengo ganas de levantarme, así que lo retraso diez minutos para poder descansar un poco más.
Cuando vuelve a sonar escondo la cabeza bajo la almohada para taparme los oídos, pero la luz que entra por la puerta me despierta del todo.
Guiñando los ojos entreveo el perfil de mi madre en el umbral. Al principio no entiendo lo que dice, pero luego sus palabras resultan incluso demasiado claras.
—¡¿Aún estás en pijama?! —grita.
No entiendo a qué viene tanta ansiedad. Pero ¿qué le pasa? Me incorporo, cojo el móvil y miro la hora.
¡Oh, no! ¡El estúpido aparato en lugar de posponer el timbre diez minutos lo retrasa treinta! ¡Voy a llegar tarde el primer día de clase!
Salgo de un salto de la cama y cojo lo primero que encuentro en el armario.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —pregunto mientras me pongo una camiseta.
—Diez minutos. ¡Muévete!
Agarro la mochila, corro hacia el cuarto de baño para pintarme un poco y salgo de casa como una exhalación. Mi madre me está esperando en el coche.
—¿Está muy lejos? —le pregunto abrochándome el cinturón de seguridad.
—Unos quince minutos en coche.
—Con tráfico puede que veinticinco —añade Kate, que está matriculada en el mismo centro que yo.
—Gracias por la ayuda —le digo fulminándola con la mirada.
Llegamos al cabo de un cuarto de hora exacto, nos bajamos del coche en un abrir y cerrar de ojos mientras mi madre nos desea que pasemos un buen día.
—¡Nos vemos en casa! —me grita Kate corriendo en dirección a los alumnos de primero.
La observo mientras se aleja, luego me vuelvo a mirar el instituto: ¡es espantosamente grande! Inspiro hondo y cruzo el umbral.
En el patio me abro paso entre los estudiantes que esperan para entrar. Algunos fuman, muchos van a su bola, otros charlan animadamente. Debo de tener un aspecto horrible o parecer una marciana: tengo la sensación de que todos me miran y eso me crispa los nervios. Mi objetivo era pasar desapercibida, pero temo haber fracasado miserablemente...
Suena el timbre y los alumnos se mueven en dirección a las aulas. Yo perderé al menos veinte minutos de la primera clase buscando a la directora.
Me acerco a una chica pelirroja que está sola y le pregunto educadamente dónde está el despacho en cuestión. Esperando que no me haya tomado el pelo, echo a andar en la dirección que me ha indicado y, tal y como me ha dicho, llego a una puerta de color blanco deslumbrante.
Llamo y entro.
—Buenos días.
—Buenos días, supongo que es usted la nueva alumna —dice la directora sonriendo.
Asiento un poco asustada.
—(__) Evans, ¿verdad? —pregunta mirando un folio.
Asiento de nuevo.
—Su hermana ha estado aquí hace justo cinco minutos. —Se ríe—. Siéntese.
Me siento en el sillón que acaba de señalar sin decir una palabra.
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My Dilemma (christopher Vélez y __ )
FanfictionHistoria adaptada, todos los creditos son para la autora original