La leyenda dice que, cuarenta días antes de nacer, a cada niño se le elige su pareja en el cielo. Dos almas se crean en el firmamento y es entonces cuando un ángel exclama firmemente "Estas almas están destinadas a amarse". A partir de ese día no existirá nada que impida su encuentro, ni adversidad que vulnere su amor infinito.
Kyle era el chico perfecto: atento, guapo, caballeroso, bueno con los niños, amable, educado, activista, defensor de los débiles y si siguiera enumerando sus cualidades no podría terminar, pero el pobre Kyle tenía un único defecto, no podía encontrar el amor.
Por que por más que intentaba enamorase de una chica... algo...algo no congeniaba.
No era que fueran feas, no era que fueran aburridas, no era que fueran malas, simplemente no eran.
Sin embargo, aunque triste eso no detenía la vida de Kyle quien seguía siendo el número uno de su clase, el chico más popular en la escuela y el activista más productivo, porque claro que defendía lo justo.
Cada mes apoyaba una causa diferente, este mes era el fracking, estaba caminando, gritando, lo de siempre, lo normal, pero de repente sintió una incertidumbre, una ansiedad, empezó a pasar sus ojos por los rostros de todos los asistentes, cuando por fin su alma tuvo paz, en su campo de visión apareció un joven de castaños cabellos, el chico parecía también estar buscando algo o alguien, cuando sus ojos por fin se encontraron Kyle vio emoción en su mirada y sintió calidez en su interior.
Y después de eso ¿qué? Pues nada en realidad, Kyle no sabía que hacer, quería acercarse a él, tenía la necesidad de saber su nombre, pero eso no ocurrió, la marcha continuó y el chico misterioso se perdió entre la multitud.
A partir de ese día Kyle estaba diferente, tal vez más feliz, tal vez más distraído, se dijo a si mismo que el próximo mes podría verle y con suerte hablarle ¿Por qué? Ni él sabía.
El mes siguiente llego y aunque lo busco en la multitud no lo encontró, busco en algunos foros, en páginas, pero no había ninguna pista.
Así pasaron los años y de aquel chico misterioso solo conservaba su recuerdo.
Kyle comenzó a ir a la universidad, leyes como su padre, y su padre antes que él, en su primera clase se sentó hasta el frente como siempre. Así conoció una chica que de alguna forma llamaba su atención, el primer día se sentaron juntos y por pura coincidencia comenzaron a hablar.
Resulto que tenían más cosas en común de las que pensaban, casi todo, a decir verdad, era como si el destino les hubiera juntado, Emma era el nombre de esta increíble mujer.
Así pasaron los días, haciéndose cada vez más cercanos, disfrutando la compañía del otro y claro que si cortejándose, porque pasando tanto tiempo juntos paso lo inevitable.
-Jaja, Kyle eres muy divertido-
- Tu eres quien le encuentra el sentido del humor a todo- estaban en el dormitorio de Emma, teniendo otra bella pijamada.
-Kyle la verdad es que me la paso increíble contigo, eres el chico que toda chica desea, ¿seguro que no te espera ninguna novia en casa? -
-Te lo juró, además casi no tengo tiempo, hace algún tiempo mi vida de activista me consume-
- Aun no puedo creer que también tengamos eso en común, a la mayoría de gente no le importa-
- Lo sé, ¿desde hace cuanto estas en el movimiento?
- Hace algunos años, mi primera marcha fue contra en fracking-
- ¿En el condado west? -