Poc.
Poc.
Poc.
Era el sonido de unas pequeñas piedras que pegaban en la ventana de Kyle.
Rápidamente tomó su chamarra y con sigilo, cuidando de no despertar a sus padres salió por la misma.
En su patio vio al dueño de sus noches de desvelo: Cartman.
- ¿A dónde vamos? -
-Shh, no digas nada y sígueme- dijo tomando su mano.
Kyle lo siguió, caminaban sin decir nada.
¿A dónde iban? No importaba.
¿Que iban a hacer? No lo pensaba.
¿Hace cuánto que lo hacían? ¡Ahh!, esa si tenía respuesta.
Un día, después de una de sus muchas peleas se habían quedado solos, era tarde, y cuando Kyle se dio cuenta le asustó, no porque le diera miedo la calle, sino porque le daba miedo su mamá, sabía que solo decirle que se había quedado a discutir merecería un castigo y eso se reflejó en sus ojos.
Ojos que Erick sabía leer a la perfección, no por nada había dedicado 15 años de su vida a pelear con ellos.
-Sígueme judío, evitaremos que tu mamá te patee el culo-
Kyle se dedicó a seguirlo, ya sabía lo que iba a pasar, cuando llegaron la señora Cartman iba de salida.
-Maaaa, ¿me puedes hacer un favor? Es para mi amigo Kyle-
-Lo que quieras cariño-
Así, como otras veces, las madres hablaron "Kyle ha venido a hacer una tarea y no me visto la hora" típico, así hablaron un rato, la conversación parecía diferente a todas las demás.
-Kyle- dijo la dueña de la casa - te habla tu mamá -
- ¿Qué pasó?... Ah... ¿Ahora? - eran las contestaciones de Kyle, hasta que llego una pregunta que cambiaría su vida para siempre - Eh...- Volteó a ver a Erick - No, yo creo que me quedo... Si, nos vemos mañana, adiós-
- ¿Que pasa judío? - dijo aparentemente desinteresado.
-Mi tía está enferma, mis padres están en camino a cuidarla, me quedaré aquí esta noche-
-Maaaaaaa- se quejó Erick.
-Nada pastelito, pórtate bien, me voy -
Ese fue el comienzo, para ser sinceros pasaron una noche muy divertida, ninguno se imaginaba que disfrutaría tanto la compañía del otro.
Después de eso sus pijamadas secretas se hicieron más frecuentes, nunca le dijeron nada a nadie, el porqué era una respuesta que ninguno de los dos quería admitir.
Cada vez había más confianza, sus amigos lo notaron, pero no dijeron nada.
Pasado un tiempo empezaron las visitas nocturnas, todas por parte de Erick, así solos en el cuarto de Kyle hablaban de cualquier cosa, disfrutando de su compañía, solo para ellos.
A veces se abrazaban, a veces dormían juntos, a veces se daban besos en las mejillas y ayer, solo ayer se habían besado.
En casa de Cartman, todo muy casual, jugando, tropezaron con los cables de la consola y cayeron, frente a frente, Kyle en un impulso le plantó un beso.
Estaban perplejos, lo las rápido que pudo, Kyle se incorporó y salió corriendo, "nos vemos" fue lo último que atinó a decir.
Perdido en sus pensamientos Kyle apenas noto que estaban en el bosque y durante todo ese tiempo no había soltado la mano del contrario.
Se internaron en el bosque un poco más y llegaron a un claro, donde había una tienda armada, un tronco que servía como asiento y una fogata que sólo necesitaba encenderse.
Kyle miraba con detenimiento el cielo despejado mientras Erick encendía la fogata.
-Kahl - dijo para llamar la atención de su compañero.
Kyle se giró y lo vio sentado, así que imitó el gesto.
Erick dio un gran suspiro.
-Kahl, yo sé que últimamente hemos pasado mucho tiempo juntos, hemos compartido muchas cosas y hemos aprendido aún más cosas del otro.
Yo...
Yo disfruto pasando el tiempo contigo y eso de verdad me sorprendió-
- A mí también me sorprendió- ambos rieron por lo bajo.
-No quiero que esto suene extraño, porque no es extraño, pero créeme cuando te digo que valoro cada segundo que me has dedicado y...
Y yo... -
Kyle solo veía como Erick jugaba tímidamente con sus manos, sus mejillas enrojecían y apenas hacía contacto visual.
-Erick- dijo poniendo una mano en su mejilla para girar su rostro- yo sé lo difícil que esto es para ti y te voy a decir algo, me encanta todo el esfuerzo que has puesto, me encanta lo determinado que eres, me encanta como te pierdes en tus pensamientos mientras estas en clase, me encanta...
- ¡Judío no estamos jugando encantados! - reprochó obviamente molesto.
-Jaja, es cierto, a lo que voy es que de cierta forma me encantas y me va a encantar lo que me tengas que decir -
Kyle no lo sabía, pero le había quitado un gran peso de los hombros a Erick, quien volvió a suspirar, pero esta vez aliviado.
-Kyle, lo que yo quiero decir es que me gusta estar contigo, porque cuando estamos juntos siento que soy mejor, que puedo lograr lo que sea, siento que no necesito pelear, no necesito demostrar que soy superior a los demás, aunque lo sea, - ambos rieron un poco- siento que ser yo está bien y que por solo ser yo tú me qui...
Pero no termino la oración, se ahogó en su propia incertidumbre.
-Erick- tomo sus manos - yo te quiero, te quiero por ser exactamente como eres, y también me gusta estar contigo, porque cuando estoy contigo no siento que tengo que tener la razón, no me siento obligado a decirte qué hacer no me siento en obligación de decirte que hacer, porque sé que vas a hacer lo que quieres, porque puedo equivocarme las veces que sea y no por eso me siento menos inteligente, me gusta estar contigo no porque sienta que eres mi otra mitad, sino porque siento que me complementas, que somos un todo y por eso te quiero-
- ¡Carajo Kahl! Siempre robándote las escenas, te odioooooo-
-No es cierto -
- ¡Ahhrg! Mírame, mírame a los ojos, estoy hasta la puta madre de ti, estoy harto de verte sonreír por allí y que esa sonrisa no me la dediques a mí, estoy harto de escuchar tu risa y que no sea yo quien la ha provocado y sobre todas las cosas que me tienen harto, me caga ver tus estúpidos labios y... Ahhh puta madre-
Y lo beso, un beso ansiado por ambos.
Un momento hecho para ellos. Su momento, su lugar y su futuro.
Ninguno se declaró ese día, pero sabían que eran novios, unos novios extraños, pero novios, al fin y al cabo.