Capítulo 2: "No se trata de entender, se trata de sentir"

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Pasaron tres días. No había tenido noticias de él, sólo al día siguiente, que le ví trabajar con los amigos que comentó, pero en ningún momento había parado de pensar en Jaime. Siempre me había sentido fuerte, con una personalidad decidida, pero ahora había conocido a una persona que iba a hacer que todo eso se tambalease. Durante mis 20 años de vida me he enfrentado a muchas cosas: comentarios homófobos, traiciones de amigos, momentos en los que me he sentido muy solo, enfrentamientos, peleas, pero JAMÁS me había sentido de aquella forma tan extraña.

   Debo recordar que sí, miré su foto de perfil en cuanto llegué a casa aquel día. No tenía una en a que se le viese bien la cara, pero tenía una donde estaba de pie en un mirador. 

¿También le gusta la naturaleza? Joder, es perfecto. 

   Esa tarde, después de una llamada de un amigo, me puse a podar los setos con mi abuelo y miraba cada dos por tres a la casa de al lado. Jaime no estaba. Cuando llegué a mi habitación ví que tenía 4 mensajes de él. Madre mía... No sé si habéis experimentado la sensación de que tu "crush" te envíe mensajes cuando menos te lo esperas, pero es una de las cosas más maravillosas del mundo. ¿Había dicho crush? ¿Eso era él para mí?

Jaime Vecino (19:06): Eyyy tío, soy Jaime

Jaime Vecino (19:06): Estoy jodido de la muñeca, me caí haciendo una ruta con mis tíos

Jaime Vecino (19:06): Quieres unas cerves mañana por la tarde en mi casa?

Jaime Vecino (19:09): Sí, sí las quieres. Q hora te va bien?

   Evidentemente me apetecía. Y tanto. La vergüenza que sentía se había transformado en unas ganas indescriptibles de estar con él. No sé qué coño me pasaba. 

   Esa tarde estuvimos hablando de nuestros gustos y tal, me contó que su deporte favorito era el pádel y que tuvo una lesión de rodilla. No se le notaba, seguramente influía que era un ser perfecto esculpido por los Dioses, así lo veo yo. Y ahí está la cosa: no lo entiendo. Ojalá alguno de los lectores me entienda pero... mi tipo eran morenos, como dije, de otro tipo. ¿Por qué me atraía él? ¿Por qué me volvía loco y al verle sentía que quería estar con el todos los putos días de mi vida? ¿Por qué cosas que muchas veces había comentado como defectos las veía bonitas en él? 

   Pues todo eso me costó entenderlo. Y es que no se trata de entender, se trata de sentir. Dejarte llevar por tus sentimientos, aunque no los entiendas, pero a veces hay que dejarse llevar por el corazón y por lo que te dice el alma. Y mi corazón me decía que quería estar con él.

  Estuvimos quedando y haciendo diferentes cosas juntos: pádel unas 3 o 4 veces, cervezas, le ayudé a reparar las ventanas y a quitar los barrotes viejos, pintamos las paredes, hablamos de mil y una cosas... Y cada día que pasaba me gustaba más y me ponía más. 

17 de Julio de 2019 . 02:06 hrs.

   No pudimos quedar durante todo el día, a sí que quedamos en vernos por la noche. Habíamos quedado a las 23:00 en su casa y habíamos estado tomando cerves hasta esa hora. Íbamos bastante pedo y teníamos una nevera de corcho con el resto de las cervezas en la nevera donde estábamos, en la terraza. Estábamos los dos tumbados mirando el cielo, yo a la derecha y él a la izquierda. Típica escena de verano.

-Tienes bastante avanzada ya la "reforma" de la casa, ¿eh?

-Joder tío, pues me sigue doliendo la puta muñeca. ¿Te parece normal? -dijo Jaime.

-Bueno, así te calmas con las pajas, cabrón -contesté yo.

   Ambos nos reímos. La situación era bastante propensa a ponerse cachondo y más cuando el alcohol me la ponía tan dura como aquél día.

-Yo ya tengo quien me las hace, chaval. -dijo.

-¿Ah sí? ¿Tienes novia? -dije. Se me descompuso el cuerpo.

-Qué va, en realidad no tengo nada, jajaja. Pero no te preocupes, que me las puedo hacer con la otra mano. -respondió mientras hacía el gesto propio de la masturbación.

Me gustaría hacértelas yo, la verdad.

-Lo dejé con Nuria hace ya 3 meses o así -dijo sin que yo le preguntase.

-¿Nuria era tu novia no? ¿Qué pasó?

-Bueno, ella estudiaba en un pueblo de al lado, este curso se vino a estudiar cerca y las cosas empezaron a ir mal. Me puso los cuernos, a lo mejor no lo podía ocultar porque estábamos cerca y por eso me dejó.

-Joder, lo siento. Vamos a dejar el tema. Que la jodan.

Que la jodan y que te deje en paz.

   Fui a beber de la cerveza, que la tenía entre él y yo, a la altura de la cadera y cuando la agarre... Él agarró mi mano. Fue solo un segundo, pero noté algo. Lo miré y él miraba hacia arriba, giró la cabeza y nos miramos. 

-Pues sí, que la jodan. -me dijo sonriendo.

   Tuve que hacerlo. No sé, me pareció notarlo en su mirada también. Cerré los ojos y acerqué rápidamente mis labios a los suyos. Le dí un pico. En un principio abrió mucho los ojos e incluso se retiró un poco, pero luego volvió a su expresión normal. Se incorporó y se quedó sentado en el suelo, yo seguí sus movimientos. 

-Joder... Lo siento tío. Perdón. Yo... -dije.

-Esque yo nunca he tenido nada con ningún tío... No soy gay.

   Me sentí como una mierda. El alcohol pareció bajarme de golpe y me entraron ganas de irme a mi casa y encerrarme en mi habitación para siempre. Pero él agarró mi mano... 

Para una vez que me atrevo, me sale mal. Soy gilipollas. Tendría que haberme bastado con su amistad.

   Me fui a casa. Avergonzado. Sinceramente tenía tanta tristeza dentro que no era capaz de decirle ni siquiera un "adiós" y me fui sin despedirme. Consideré que la amistad se había acabado en ese momento.

El olor de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora