Capitulo 1 Alias: Fantomă

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2056 DECIMOSEXTO AÑO DE LA UT.

Los pasillos de los cuarteles eran estrechos iba camino a las barracas y los soldados estorbaban por doquier, los vigías cambiaban de turno así que entraban a dejar sus armas y se largaban a dormir a excepción de Angela, quiere ser piloto así que gasta su tiempo libre en el simulador para cumplir requisitos y pedir su traslado, algunos hablaban de que este seria el último conflicto... que ilusos. Ya estoy cansado, el gobierno central dice que los conflictos han cesado pero mi unidad sigue peleando. Solía pasar mi tiempo libre en el observatorio del cuartel, le conseguía licor a los científicos y en cambio ellos me dejaban merodear e incluso me enseñaron a usar algunos equipos. Las barracas como siempre, incómodas pero un descanso es un descanso justo cuando decido tomar una siesta aparece el perrito faldero del general Strawford, un día de estos alguien va a golpearlo tan fuerte que solo emitirá ladridos - Capitán Ankari, el general quiere que se presente en su oficina en cinco minutos. - ¿Sabe que quiere el general, sargento? - No, señor. - Entendido...
Genial, supongo que acabo el descanso. Mi unidad estaba perdiendo el tiempo como solo ellos saben pero no los culpo no hemos tomado descanso en meses, nuestra especialista en demoliciones, Carla, jugaba al billar con un par de reclutas la última vez noqueó a un par de cabos con una de las bolas por tocarle el trasero, decían que venía de algún lugar de América  del Sur y por eso era tan salvaje pero en realidad prefería a las chicas, Davis jugaba ajedrez contra un ordenador es francotirador pero prefiero llamarlo especialista en asesinato, no hay mucho que decir de él... es bastante reservado. Statman y Zerkel estaban emborrachandose en la cantina, aunque el sargento a cargo ya los estaba echando por armar alboroto.

Paso por el comedor antes de ir a la oficina del señor mandamás y ahí está nuestra doctora especialista; nos ha salvado muchas veces, en especial al idiota de Isaev, el cabo estaba peleando con algunos sargentos siempre ha sido un buscapleitos y por último esta la teniente Harper, la segunda al mando para ella todos en la unidad era sus hijos, en especial Isaev siempre estaba dándole palizas.

Me dirijo rápidamente a la oficina, y sin más maneras de evitarlo hablo con su majestad. - General, tengo en entendido que me necesita. - En efecto, capitán... - a veces quisiera saber que pasa por la mente del viejito o por su estómago, absorto en mis pensamientos hasta que captó mi atención - Usted y su unidad son requeridos en la sede del gobierno central, debe partir de inmediato. - ¡Si, señor! Pero ¿qué pasará con este sector? el grupo de oposición aun amenaza la adicion de la región al gobierno mundial. - No se preocupe, estamos a punto de llegar a un acuerdo final, ahora váyase. - Abandono las cortesías y me esfumo antes de que encuentre alguna excusa para mantenerme aquí, sin embargo hay algo que no me gusta de todo esto...
Algo debe ir realmente mal...

Como debemos estar urgente en la 'capital' no hay tiempo para despedidas ni protocolos, un despliegue más; la teniente Harper graba un video para su hijo dándole la noticia, quizá deba darle un tiempo con él.

Unas horas después gracias a los túneles intercontinentales,  estamos frente al alto mando militar de la Federación, que mal gusto tienen... - Capitán Jacob Ankari - dice el almirante asiático con cara de pingüino - le hemos citado aquí para una nueva misión vitalicia para el futuro, usted y su unidad serán puestos en sueño criogenico para que aborden una misión futura en el espacio profundo, entendemos que en su unidad algunos tendrían motivos para oponerse, así que escucharemos sus motivos. - y si era cierto todos teníamos motivos para oponernos... - Lamento decir esto almirante, pero ¿por qué somos tan necesarios para dicha misión? Si es dentro de algún tiempo, habrán soldados dispuestos para ello - Al almirante Anduval no le gustó nada mi respuesta - Capitán, su unidad es lo mejor de lo mejor por eso son necesarios, aunque tal vez pueda ayudarlos a cambio de un pequeño trato - en mi mente algo me decía que estaba a punto de hacer un trato con algo realmente diabólico - Le escucho, señor. - Notaron la frialdad de mis palabras así que fueron breves. - Bien, lo enviaremos solo a usted, a cambio cuando se le despierte entrenará una nueva unidad, y su unidad actual de sera desmovilizada, se les otorgará una pensión y podrán hacer lo que ellos crean o quieran, ¿Qué le parece? - No había tiempo para pensar, al menos ellos podrían ver crecer a sus hijos, si vivían lo suficiente...

Me reuní con ellos en el cuartel de la capital, extrañamente todos estaban en el comedor, así que los llame a la oficina de estrategia, suele estar vacía así que les comente la situación y lo que quería hacer todos estaban de acuerdo a excepción de la médico Anna... su curiosidad sobre la medicina futura la llevo a querer estar en aquella misión. Statman, Zerkel, Davis y Carla preferían seguir luchando, la teniente Harper obviamente decidió desmovilizarse y estar con su hijo; Isaev estaba indeciso quería seguir luchando pero también ayudar a sus padres en la granja, Harper lo convencio de ir con sus padres. En cuanto a Anna, se preguntaba si podrían dejarla en la bahía médica en cuanto despertara.

Cayó la noche, era nuestro último día juntos y no podíamos emborracharnos,    no pude dormir esa noche así que escribí un mensaje a mi hermana:

   "Este es el ultimo mensaje que recibirás de mi, cuida de Maddy, y haz que tenga una vida plena, recuerda, más allá del horizonte esta nuestro hogar" 

Al amanecer estuvo un poco agitado, cada quien tomo su rumbo con la moral un poco derrotada, la primera en entrar a la cápsula fue Anna, no es alguien que hable mucho a menos de que tenga un bisturí y un herido cerca; su solicitud fue aprobada por el almirante Anduval... -Capitán - dijo - me concedieron la bahía médica y aunque despertaré primero que usted unos años,  ¿aun no tiene detalles sobre su misión? - arqueando sus cejas como indagando en mis pensamientos. - Aun no Sargento Serphanis, solo sé que entrenare algunos soldados. - Vaya... bueno, supongo que ellos no lo disfrutarán. - dijo ella entrando a su cápsula  - Hasta luego capitán, nos vemos del otro lado. - Asentí.

Entro en un profundo sueño si es que puede llamarse así,  en la pantalla aparecían sus datos básicos y signos vitales. El grupo de médicos me miró como pensando "es que no va a entrar" dan miedo, sin más que decir entre a la cápsula, es como un ataúd solo que un ataúd seria mas lindo y acogedor, cerraron la compuerta, y empecé a sentirme somnoliento, sentí que mis sentidos se apagaron, y el mundo también...

Proyecto: HERMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora