Capítulo 4: Ankari

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Había pasado un tiempo desde mi  despertar, por poco muero otra vez el líquido con el que reemplazaron mi sangre para mantener mi cuerpo causó algunos daños sin embargo, aquí estoy listo para ganarme el "sueldo". Nuevas caras, mismos soldados; a pesar de los años las costumbres humanas no varían mucho, con excepción de las armas que si han mejorado. La rehabilitación ha sido dura y dado el hecho de que mi cuerpo debería estar hecho polvo no me siento tan mal, los medicamentos surten efecto, la persona a cargo del personal militar venía en ocasiones a hablarme, es una mujer fuerte, tétrica, fría,  no dudará en hacer lo  que crea correcto.

Luego de un par de meses pude conocer la nave y todo en lo que me había metido Anduval, sin embargo estaba atado por honor y orden a lo prometido. Mi unidad estaba entrenando tal como les pedí de igual forma yo aprendía nuevas cosas, aunque para mi todo era nuevo mi unidad fue dotada con equipo táctico sea donde sea que vayamos parece que esperan que las cosas se pongan feas sino para que querrías un grupo de asesinos especialistas, si alguno enloqueciera seria cuestión de 30 minutos que acabara con todos dejando la nave sin oxígeno. Obviamente luego de completar el entrenamiento.

Pasado algún tiempo y algunas discusiones con Estrada, conforme mi unidad y se entrenaron, al igual que yo pues necesitaba entender la nueva tecnología. La teniente Torres era la ideal para ser la segunda al mando, y así al final de su entrenamiento debíamos darle un nombre a nuestra unidad...

- Oficial en el área! - rugió Torres, su entusiasmo me agrada. - Descansen, su entrenamiento ha finalizado según me informa Torres, a partir de ahora  forman parte de una unidad independiente; según las ordenes enviadas desde la tierra nuestra misión es asegurar la supervivencia de la colonia y luego cortar todo contacto con la tierra, ¿alguien no está de acuerdo con esto último? - Bucaram saltó de su asiento - ¿Qué sentido tiene eso, capitán? -  ¿Se ha preguntado por que es exageradamente grande esta nave, sargento? Esto no es sólo una colonización y hasta donde  sé, el capitán que dirige esta nave y su tripulación saben al respecto. - ¿Y qué pasa si el planeta no es lo suficientemente bueno? - No lo sé, sargento Lu. Es posible que se construya una cúpula o algo por el estilo; ahora, en 7 días terrestres llegaremos al planeta, seremos el primer grupo de exploración con nosotros  irán algunos científicos, ingenieros y personal de seguridad de Estrada. ¿Alguna duda? - No, señor! - respondieron todos al unísono, la próximos días transcurrió en total calma, con la excepción de que un asteroide casi nos vuela en pedazos.

El capitán Archibald se 'estacionó' en la órbita del planeta y no nos dejos salir hasta pasadas 12 horas, a los mandos de la nave estaban Sazs y un piloto de la escuadra de Selendis tenían una especial devoción por ella para llamar a su escuadra "los cuervos de Selendis" podía ser una malhumorada y malhablada de vez en cuando pero cuidaba de los suyos y sin más que decir nos dieron el permiso de despegue. - EVAC-083, puede despegar- no conocía a todos los integrantes de la tripulación pero su voz me era conocida. Sazs despegó como forajido creo que empiezo a entender porque Selendis lo golpeó.

Fuimos escoltados por naves ligeras de combate, y en nuestra cabina ya teniamos un inconveniente, parece que a los botánicos no les gusta volar. - Dra. Gomez ¿qué sucede? - Era una pregunta estúpida pero había que hacerla - No es nada, Ankari. Solo son nervios - Pues parece muy alterada. Sazs avísame si habrá turbulencias, soltaré mis amarres. - Entendido, papá oso. - Me quede mirando el altavoz con un gesto sarcástico. - Bien, Gomez que le parece si conversamos un poco. Cuénteme algo sobre usted. - Su voz era temblorosa - Bueno... no me diga Gomez, capitán. Cristina esta bien, tengo 34 años (o ¿debo sumarle el tiempo de criogenia?) y como ya sabe mi especialidad es la botánica y la Xenobiologia. - Vaya, ¿hay algún recuerdo que feliz antes de haber dormido? - Si... la última vez que vi a mis padres.

- Bien, aferrese a eso.- Jefe, abrochese el cinturón! - Interrumpió Sazs tan petulante como era su costumbre. - Entendido! - Me senté junto a la doctora y casi sin darme cuenta Torres también estaba a su lado, en medio de la  turbulencia la doc se echó a llorar como una niña; tomó mi mano y parecía que quería pulverizarla hasta los átomos.

Proyecto: HERMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora