Melancolía

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Aquí estoy otra vez caminando a mi colegio, todo se siente tan inútil, tan insignificante, lo único que me queda son muy estudios, de algún modo ya lo había perdido todo, sin ella en mi vida todo parecía bastante en vano, pero ¿Quién sabe?, tal vez, solo tal vez alguien tenga un plan para mí, tal vez estoy destinado a algo que aún no logro saber ni comprender, es como si fuera un navegante en pleno mar buscando un tesoro que ni siquiera él sabe lo que contiene.

-Já, ¿Qué sigue después, un perico y un parche en el ojo?

-Claro que no es lo que planeo, pero aun si así fuera, te verías muy bien en mi hombro.

-En vez de fantasear tanto deberías de prestar atención al frente, parece que te esperan.

Cuando observo lo que tengo al frente me di cuenta que era ella, era Diana, aquella chica de mi clase a la cual inconscientemente le dije mucho más de lo que debía, chica la cual era bastante buena, y al parecer cuando veía sus ojos ya no se notaba tan encerrada, ya no estaba tan abrumada después de todo lo que le dije, es más, era como si en esa habitación tan oscura en la que se encontraba ahora mismo hubiese una pequeña lámpara, una pequeña lámpara que emitía una pequeña pero cálida luz bien acogedora, aunque al parecer se veía algo enojada al verme.

-Vaya, entre charla y charla pequeño idiota, llegamos a la escuela… al parecer será un largo día, un día de muchas explicaciones.

-Cállate, no te metas, no más de lo que ya hiciste o acaso se te olvida que la explicación que tengo que dar ahora es gracias a ti – Pude notar como ella se acercaba hacia mí, siempre tenía esa mirada tan inocente, su grandioso pelo castaño era fascinante, ella también portaba esos increíbles labios, labios que eran bastante codiciados por ser puros.

-Hey, buenos días pequeña divinidad, ¿Cómo estás? Espero que mucho mejor.

-¿A qué viene todo eso?, no me hablaste durante todos estos días, ese día ni siquiera me contestaste, yo quería darte un abrazo y tu simplemente saliste y no te pude encontrar más. – podía notarse que esperaba una explicación de mi parte, pues lucia algo fastidiada.

-De verdad perdón por eso, es que a veces yo no soy yo, supongo que en ese momento sentí que metí la pata y no quise hablar más. - Realmente fue la excusa más barata que se me ocurrió, todo por culpa de él, no podía dejarme esto a mí.

-Eso te ganas por decir mucho más de lo que debías, ¿Qué pasaba si todo lo que dijiste era erróneo?, ¿Qué pasaba si ella nos delataba?, posiblemente es un gran peligro para  nosotros y tú lo sabes.

-No te preocupes, esas cosas que dices en realidad no pasaron, así que todo está bien y por supuesto que ella no es un peligro para nosotros, nadie desde hace muchísimo tiempo significa un peligro para nosotros.

-Bueno, sabes la verdad no me importa… pero ahora que estas aquí, ¿podría abrazarte?, la última vez no me dejaste, pero ahora al parecer no tienes escape, se dónde te sientas. – tenía una sonrisa en toda la cara, de verdad parecía que quería darme ese abrazo, sin embargo no sería tan fácil.

-Uff lo haría pero, ¿viste la hora que es?, tenemos que ir a clases. – Le dije mientras me alejaba corriendo por el pasillo hacia la sala.

Miro hacia atrás por un momento y ella estaba corriendo tras de mí, simplemente de un momento a otro ella se cayó, fue demasiado chistoso, al parecer había tropezado con un pedazo de fierro que estaba sobresaliendo del suelo, simplemente fue hermoso ver como caía en cámara lenta, hasta para eso era algo elegante, como una bella dama de la realeza británica tomando el té, fui a ayudarla a pararse, la tome en mis brazos para poder levantarla del suelo y sin darme cuenta ella ya estaba de pie y abrazándome mientras me decía con un tono burlón “Te dije que no escaparías esta vez”.

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2020 ⏰

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