Vaya…  cuanto tiempo ha pasado desde eso días, realmente los recuerdo como si hubieran sido ayer, aunque claro… todo lo recuerdo como si fuera ayer tratándose de ella, realmente es una putada, desearía haber sabido aprovechar mi tiempo con ella, porque ahora ni siquiera la puedo ver, después de lo ocurrido cambio de colegio y no volví a saber de ella, a veces es lindo pensar que ella aun piensa tanto en mi como yo en ella, es como una maldita espina pequeña en el pie, no me quedare tranquilo hasta poder sacarla, con ella es casi lo mismo. También está él, posiblemente la persona que menos soporto en la vida pero también una de las más importantes para mí,  ni siquiera sé que haría sin él, es la voz de la razón.

-Hey maldito puto, deja de pensar en ella, lo más probable es que este fingiendo con su familia, sabes que eso es lo único que hace, eso y sufrir en silencio… eso ya lo sabes, pero creo que no está de más recordártelo, metete en la cabeza que no se le puede hacer absolutamente nada así que deja de pensar en ella.

El solamente es demasiado negativo, posiblemente por eso siempre lo ignoro, ni siquiera le doy importancia a veces, sin embargo se siente bastante bien tenerlo cerca quejándose y burlándose, siempre ha sabido escucharme y comprenderme, realmente estoy muy agradecido con él.

-¡A comer! - Grito mamá.

-No lo hare mamá, no tengo hambre – Le respondí fuertemente para que me escuchara.

Estas son cosas en las que suelo congeniar bastante bien con mi amigo, la comida de ella es deliciosa pero realmente no tengo hambre y no quiero comer, ella siempre me dice “tienes que comer más, tan solo mírate, estas en los huesos”, por cosas así a veces creo que ella no me comprende del todo bien, aunque no la culpo, realmente sé que el problema soy yo, nunca le digo nada, del como me siento, lo que me preocupa o simplemente mis problemas, aun así me gustá culparlos un poco de vez en cuando, realmente es raro, realmente yo soy raro, recuerdo que desde pequeño los niños no se juntaban conmigo para jugar, usualmente la gente solía evitarme, hoy en día realmente nada de eso me molesta, disfruto del silencio, de la soledad, aunque a veces puede llegar a ser verdaderamente abrumadora, yo siempre he dicho “hay cierta belleza en morir lentamente por dentro” te da cierto placer saber que estas mal y que necesitas ayuda, simplemente encuentro bellísimo a las personas rotas por dentro.

Al día siguiente tenía que prepararme para ir a la escuela, así que me levante de mi incomoda cama, me dirigí hacia la puerta del baño para poder lavarme y básicamente arreglarme un poco, pero lastimosamente estaba ocupado.

-¡Maite!, ¿puedes salir del baño por favor? – Apure a mi hermana.

-Espérate que acabo de entrar – Respondió con su voz chillona de niña pequeña.

-Que apurón saliste – Reafirmo mientras me miraba como diciendo “por tu culpa no pude acabar bien”.

Luego de eso al fin logre entrar al baño, veo esas ojeras por estar hasta las tantas de la mañana viendo videos o escuchando música, después me fijo en mi pelo ruliento y desordenado, realmente esa es una de las pocas cosas que me gusta de mi cuerpo, casi todo lo demás apesta, mi tez morena realmente no me gusta, siempre he pensado que si fuera blanco tal vez sería más bonito, mis ojos son del color más común que existe, son color café, es como si dios a la hora de crearme hubiera cagado en mi cara, son horribles… en fin, mejor me preparo para ir al colegio, una vez puesto mi uniforme volví a ir a la escuela. Durante todo ese trayecto hacia la escuela siempre me he preguntado, ¿Por qué me miran de esa manera siempre?, es como si me temieran, como si intentaran escapar de mí, realmente se siente como si sus miradas fueran una apuñalada en mi espalda, una apuñalada que en la hoja de la cuchilla dice “nunca seremos tus amigos. Te odiamos.”

Psicopata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora