Memorias

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-Hey sabes… se lo que sientes, sé que los días así te ponen de un humor algo raro, confuso, tal vez bastante bipolar… ¿quieres hablarlo?

-No lo sé, todo es tan confuso, no lo entiendo… realmente estos días no ayudan mucho, recuerdo que a ella también le encantaba la lluvia, le encantaba salir y mojarse sin importar lo que le dijeran o si la retaran, y yo como siempre acompañándola en todo lo que ella quería hacer, mucho más de una vez nos resfriamos juntos, más de una vez estuvimos por horas abrazados, era todo tan sencillo y tan complicado con ella, realmente no lo entiendo, hice todo correcto, intente ayudarla, intente ser todo lo que necesitaba, y aun así no basto… ¿te acuerdas de todas las cosas que solíamos hacer?

-Pues claro… como olvidarlo, realmente ella tenía algo que nadie más tenia, no se podía comparar con nadie más, lo que más duele y lo que más molesta de todo, es que no podremos volver a abrazarnos como solíamos hacer, tan solo con un abrazo y una caricia todo parecía putamente mejor, era como si en ese preciso momento no nos preocupáramos por nadie más, solo éramos ella y yo, era como si pudiéramos comunicarnos sin tener que usar las palabras, simplemente todo era perfecto con ella… aun así siempre te advertí, desde el momento en que nos dimos cuenta que ella era como nosotros, siempre supimos que había algo que no se podía reparar, algo no se podría cambiar.

-Claro que lo sabía… pero aun así tenía que hacer algo, no podía quedarme simplemente de brazos cruzados sabiendo lo que le pasaba, hice todo lo posible a mi alcancé e incluso más… te juro que no hay día en que no piense, “pude haberlo hecho mejor”, “tal vez si tan solo lo hubiera dicho desde el principio todo estaría bien”.
- Lo sé, tonto… claro que lo sé, yo también quería ayudarla, fue la única que supo comprendernos y nos amó, pero nos amó en verdad… en el fondo sabes que lo que ella hizo en realidad era por tu bien, ella sabía que no podías seguir como estabas y por eso lo hizo, ella hasta el último momento estuvo pensando en ti…

-¿Eso crees?...

-Tonto, eso es lo que tú crees.

-Tal vez… ¿te acuerdas de la vez donde todo se fue a la mierda?, no paro de pensar en eso.

-Claro que me acuerdo… ese fue el punto de quiebre.

Eran aproximadamente las 5 de la tarde, yo estaba yendo a verla, me había dicho que la acompañara a su clase de primera comunión, realmente no le importaban esas cosas, no era tan creyente de dios sin embargo era algo que tenía que hacer. Durante todo ese día sentía tanto frio… sabía que lo que haría posiblemente cambiaria todas las cosas para ella y para mí, llegando a su casa ella me abrió y pude entrar, logre verla y realmente estaba grandiosa, llevaba puesto un vestido negro que le llegaba a las rodillas, resaltando sus gruesas piernas, se notaba que era un suertudo, su vestido hacia resaltar todo, sus increíbles caderas, su cara que realmente era preciosa, y esos ojos que realmente me traían loco… por eso mismo me dolería con toda el alma lo que iba a hace.

-Vamos amor, ya es hora de ir- decía ella mientras me miraba con una sonrisa de oreja a oreja en todo su rostro.
-Está bien, pero ten en cuenta que yo no entrare, te esperare afuera, sabes que realmente no me llevo bien con la gente religiosa.

-Suena bien por mí, te amo… gracias por ir conmigo- habló tristemente, como si me estuviera obligando a ir, mientras tomaba mi mano y nos íbamos a sus clases.

Realmente fue todo muy cansador, tuve que esperarla de las 6 p.m hasta las 7 p.m, durante todo ese tiempo estuve pensando en cómo se lo diría, cuál sería su reacción, que decisiones tomarían, lo único que quería era que ella estuviera bien, no me importaba terminar con ella si eso significa que no la volverían a dañar de esa manera, no importaba que me odiara, solo quería que fuera feliz.

Psicopata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora