Capítulo 7

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Suspiras al recordar el día que pasaste con Sarah y Jhon, fue un día divertido y todo fue tan memorable, miras detenidamente la foto que se sacaron los tres.

Sonriendo y con el pelo desordenado, se puede ver lo cansados que están pues cada uno se apoya en los hombros del otro, te preguntas como no colapsaron en ese momento.

Y luego te acuerdas del libro que traes en tus manos, amablemente prestado por Sarah, ya lo leíste varias veces, pero cada vez que lo vuelves a leer notas más detalles en él.

Después de todo hoy es tu primer día de trabajo, uno temporal, pero trabajo es trabajo.

—Toc toc

Se oye una voz afuera de lo que es la habitación número 73, la tuya.

—¿Porque no puedes tocar la puerta como una persona normal en lugar de solo hacer solo el sonido? —reconoces la segunda voz, la de la narradora.

—Mi voz es para disfrutarla baby —se escucha la primera voz de nuevo, con un tono egocéntrico, la reconoces como la de Antonio después de pensarlo un poco.

—Olvídenlo, mejor toco yo —Habla una tercera voz acompañada por el sonido del golpeteo de una puerta.

Cuando vas a abrir puedes ver que son Antonio, Sarah y Jhon, antes de que los saludes ellos entran, la narradora y el escritor se empujan para entrar y luego pasa Antonio como una persona civilizada.

—Hola —dices después de que ya han entrado, puedes ver que los tres llevan remeras que combinan una con otra, todas de color blanco con estampados de comida y letras que juntas formaban la frase “Best friends forever”

¡Hola Little reader! —saluda enérgicamente Antonio.

—¿Listo para trabajar? —Pregunta Sarah con escrutinio y diversión en su mirada —espero que hayas tomado en cuenta las notas que te dejé en las hojas de los libros que te presté.

Asientes, las habías leído todas y las tenías en uno de tus bolsillos por si se te olvidaba algo.

Mientras Sarah se detiene a observar el lugar tú vas por los libros que te habían prestado, el pequeño estable queda vacío de nuevo y planeas ahorrar en el futuro para llenar el estante de nuevo.

Mentirías si dijeras que no estás nervioso, no sabes como es la persona para la que vas a trabajar, ¿y si la haces enojar? ¿y si no haces tu trabajo bien?.

—Bien, si está todo listo vamos, aún tenemos que tomar el bus —dice el escritor. Cuando volteas lo ves dirigiéndose de nuevo a la puerta que habían dejado abierta.

Tus vacilaciones se interrumpen con esa acción. Tomas un sombrero y las llaves de tu cuarto antes de seguir a los demás.

Escaleras, no tu mayor enemigo pero si algo muy molesto. Sarah, que aún tenía los libros que le diste, comienza a bajar saltando cada tres escalones, Anton la sigue y Jhonatan solo baja cada dos igual que tú.

Pronto llegan al final y Antonio se declara como ganador de la pequeña carrera.

Cuando suben al bus tu mente vuelve a divagar y pensar en las posibilidades, aunque tratas de ser un poco más positivo.

Leer, analizar y corregir.

Era algo simple,

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