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Para cuando volvió a subir las escaleras el menor no estaba ahí mas, pero olía su desesperación de nuevo. Alzo la mirada hacia el piso superior y pudo verlo terminar de subir la escalinata. Era extraño de por si que el menor caminara solo en la noche, solía ser bastante miedoso, aúnque seguro eso era parte de su verdadera identidad y no de Ciel. Subió las escaleras lentamente dándole tiempo a volver a entrar en la cama y abrió la puerta lentamente viéndolo sentado en la cama.
- ¿Bocchan?- El menor no respondió, estaba sentado en la cama abrazando sus piernas, el olor a desesperación estaba crispando sus sentidos y alteraba su ritmo cardíaco. - ¿Esta bien?
- Sebastian - Su susurro apenas llegó a los oídos del mayor
- ¿Si?- El olor era mas intenso que nunca ¿Que debia hacer para terminar con eso?
- Nada da igual - Repentinamente el olor se disipó el menor simplemente se volvió a meter en la cama y se encogió en la mitad del colchón. Sonaba a derrota, parecía una derrota ¿se había rendido? Se sentó en el borde de la cama añorando su calidez pero el menor lo echó a patadas.
- Bocchan yo solo...
- Da igual, vete...estoy cansado -¿Debía obecer? Quizás solo debía dejarlo por hoy.
- Esta bien - El demonio se levantó sintiéndose desanimado, sintiendo su pecho apretado y con esa punzada que le indicaba que algo iba mal... estaba añorando esa calidez en su cuerpo que solo le proporcionaba estar junto a el. Se tocó el pecho tratando de dar una explicación lógica a esa calidez, aunque en realidad prefería no pensarlo demasiado. Ese tipo de sentimientos y sensaciones eran cosa de humanos y ángeles. El no podía sentirlo, no debía estar sintiendo eso.

Era imposible.

La mañana siguiente fue extraña. Le costó horrores levantarlo de su cama y parecía disperso, apenas comió nada, las ojeras eran notables en el. Estaba sentado en su despacho y llevaba un rato dibujando de manera desganada garabatos florales sobre un papel que había estado destinado a algún tipo de documentación de la empresa.
- ¿Cuanta vida me ha costado esta venganza? - El menor terminaba de dibujar una rosa sorprendentemente bella - Me ha costado todo, ya no soy yo. ¿Debería vivir en la mentira que es mi vida? - ¿De qué estaba hablando? No era capaz de entender demasiado que estaba pasando por su mente, pero podía entender con inquietud que lo que se estaba rompiendo en el estaba alcanzando su punto crítico.
- Pero bocchan...
- He construido todo esto a base de mentiras y dolor, principalmente el mío y estoy cansado, quiero terminar con esto ya
- ¿No le da miedo morir?
- No tengo miedo. No puedes sentir miedo si ya no te queda nada por lo que luchar
- Estoy seguro que vendrán tiempos mejores. Su proximidad a la adolescencia puede alterar su percepción de la realidad - Trataba de apaciguar los animos del menor con datos los cuales en este momento eran verdades a medias mientras trataba de averiguar qué era exactamente lo que desencadena a esos sentimientos.
- Dicen que lo bueno tarda pero llevo tanto esperando que se que no va a venir... Y aceptar esto es aceptar el que no merece la pena quemarse en este infierno personal para una satisfacción que no va a llegar.
- Pero bocchan, ¿no desea vengar a sus padres? - El niño le miró y luego desvío la mirada en una mueca de dolor.
- Eso creía yo... Pero ahora es un objetivo vacío
- Esa gente quedará impune - Trataba de reavivar el odio en su interior, pero tampoco lo sentía correcto.
- Sebastián
-¿Si? - El ambiente había cambiado, pero no sabía muy bien por qué
- Quiero que me traigas rosas del jardín - El menor se levantó y casi a rastras se arrimo hasta el gran ventanal de su despacho. Había algo mal en todo esto.
- Pero...
- Es una orden - El menor apretó los labios. Había algo mal que estaba crispa do todos sus nervios
- Yes my lord - Suspiró emprendiendo el largo camino hasta las plantas

Teoría Y ExperienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora