❝𝐴𝑛𝑑 𝑤𝘩𝑒𝑛 𝑡𝘩𝑒 𝑟𝑖𝑔𝘩𝑡 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑠 𝑎𝑙𝑜𝑛𝑔-𝑠𝑜𝑚𝑒𝑑𝑎𝑦, 𝑤𝘩𝑒𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑡𝘩𝑎𝑡 𝑖𝑠, 𝑖'𝑙𝑙 𝑘𝑛𝑜𝑤...❞
La vida se vuelve mas difícil a medida que cumples años, eso es algo que los adultos no te advierten en tu niñ...
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En Avonlea el ser creativo o diferente parece ser un gran pecado. Todos se conocen, son vecinos de largos años y muchos de ellos anhelan tener un chisme nuevo. Si hablamos de chismes, yo siempre estoy en ellos. Ya sea por mi trabajo en casa, por mi ausencia en la escuela o por el hecho de vivir sola y trabajar junto a dos chicos.
En fin, vivir en Avonlea en toda una aventura y jamás te aburres de la vida.
El invierno en Avonlea era algo terrible para algunos, habían personas que no terminaban por acostumbrarse a ese frió que te recorre hasta los huesos. Para mi no era problema, siempre fue la estación del año que mas me gusto.
Luego de levantarme de la cama y asearme, puse en orden mi habitación y me apresure a vestirme para comenzar mi día. Dado que trabajaba en el granero y el taller no solía prestar mucha dedicación a mis atuendos diarios.
Me puse lo usual, pantalones de lanilla marrones, blusa blanca y el abrigo negro que usaba para trabajar. Baje rápidamente las escaleras, en el camino acomode mis zapatos.
Casi corrí fuera de la casa para llegar al taller en donde me encontré a Thomas.
- ¿Pelea con la almohada?- pregunta con una mueca graciosa observando mi cabello.
-Lo de siempre- respondo y ambos reímos. Peino con mis dedos mi rebelde cabello y lo tomo en un moño bajo con un lazo de cuero.
- ¿Sabes algo de Blythe?- pregunta Thomas ofreciéndome una taza de te.
- A faltado a la escuela para pasar tiempo cuidando a su padre, pero no se mucho mas no he podido visitarlo esta semana.
El padre de Gilbert esta muy enfermo y dedica cada momento a pasar tiempo con el, cuidarlo y hacer las cosas de la casa. Es difícil no verlo a diario en el taller, con ese optimismo que te contagia.
Desde hace mucho solo somos los tres trabajando en el taller y con los animales, así que cuando se ausenta uno todo es muy diferente.
Pasamos el resto de la mañana terminando el trabajo pendiente con la herraduras, arreglando algunas carretas y limpiando el establo. Es mucho mas agotador cuando solo somos dos haciendo todo.
Al medio día Thomas se encarga de llevar la carreta hasta su propietario y yo me quedo en el establo, acomodando la paja fresca y seca.
Cuando bajo para darle de comer a las vacas veo llegar a Thomas.
- ¿Ya esta la puerta de la estufa de la escuela?- pregunta sacudiendo la nieve de su ropa.
- Lo había olvidado, pero si, está lista. La iré a dejar, ya hiciste un viaje en la nieve.
