«¡Taehyung! ¡Te quiero!»
Taehyung no sabía decir te quiero, para él era un imposible, y sobretodo cuando se trataba de su amigo de la infancia. Jimin, por el contrario, era una persona muy asidua a decirlo, y sobretodo cuando se trataba de su adorad...
Pensó que al día siguiente podría hacer sonreír a su peliazul favorito pero, en su lugar, al llegar a clase, lo primero que se encontró fue el asiento vacío de aquel chico de siempre brillante sonrisa.
Su ceño se frunció por aquello mientras se sentaba en su escritorio, por ende una de sus piernas se comenzó a mover como un pequeño tic nervioso. Decidió sacar su móvil antes de que la clase comenzase, tan siquiera le había dicho nada por si tenía que avisar al profesor o algo semejante, definitivamente aquel chico era un desastre los últimos días.
— Hey —una voz femenina le hizo levantar la cabeza del teléfono.
Su cabello era corto y lacio, entre castaño y azabache, sus ojos eran de color café y se encontraban maquillados de una muy sutil forma, la sonrisa de aquellos momentos le resultó tan dulce como delicada; todo en la joven desconocida que llevaba el uniforme del mismo instituto le transmitía delicadeza y calidez a fin de cuentas.
— Ho...Hola —y se avergonzó de sí mismo. — "¿Ho...Hola?" Ni que me hubiera comido la lengua el gato, coño.
La chica, en vez de mirarle de alguna forma extraña como Taehyung pensó que haría, rió suavemente por aquello.
— Me llamo Kim Jisoo, soy de Sanbon-dong, en Gunpo, pero por motivos familiares nos mudamos y me transferí a Busan, un placer —explicó la de ojos café; con razón al rubio no se le hacía conocida. — ¿Tú cómo te llamas?
— Kim Taehyung, el placer es mío —asintió con su cabeza de forma leve. — Bienvenida a este instituto de puro caos, espero que te sea llevadero cuanto menos —bromeó al respecto y por primera vez escuchó la fina risa de aquella joven.
— Creo que podré resistir hasta sacarme el título, si muero antes, culpa al profesor Choi y a sus clases dignas de matar de aburrimiento —rodó sus ojos mientras seguía el juego de aquella broma—, creía que historia no podía ser más aburrida ya.
— Tengo el número de emergencias a mano, no te preocupes —dramatizó Taehyung, sin duda le había caído bien.
El ring de la siguiente clase sonó e hizo que el joven suspirase, por un momento que había conseguido distraerse un poco.
— Oye, ¿te importa si me siento aquí? —preguntó Jisoo con cierto deje de nerviosismo señalando al sitio vacío a su lado, pues todos tenían sus asientos asignados y era el único sitio vacío por la clase.
Vacío, sí. Precisamente el sitio en el que Park Jimin se sentaba día tras día a molestarlo.
— Claro, no es como si la silla mordiera —se encogió suavemente de hombros mientras organizaba sus algo desastrosos apuntes.
De aquella manera pudo apreciar como, mientras el profesor de inglés entraba a la sala, la joven a su lado se acomodaba en el asiento de su mejor amigo.
¿Dónde estás? ¿Ha pasado algo? 8:15 a.m.
Tres horas y aún no sabía nada del peliazul, quizás estaba siendo un exagerado pero, ¿y si realmente le había pasado algo malo? Miles de insultos se le vinieron a la cabeza para el bajito por hacer que se preocupase de aquella manera.
El día iba a ser largo, definitivamente.
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