𝐿𝑎 𝑐𝑖𝑢𝑑𝑎𝑑 𝑟𝑒𝑓𝑙𝑒𝑗𝑎𝑑𝑎 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑖𝑒𝑙𝑜.

Capítulo 2 💎

"En la ciudad que llueve, te encontré."

En su habitación con todas las luces apagadas, dejó a la chica en su cama, y además robó su joya.

Una piedra del tamaño de su mano, sentando en su balcón y a luna la examino. La lluvia había pasado y un despejado cielo inundaba la oscura noche. Ya se había desecho de su traje con anterioridad, ahora usando ropa cómoda.

Sus azules y brillantes orbes se abrieron de par en par mucho más que sorprendidas, quedando estático por segundos.

La joya llevaba otra en su interior, también roja, como la sangre.

—...¿Pandora? —balbuceo.

—¿Es lo que buscabas, mago ladrón? —indicó una voz detrás, femenina. Voz fría pero astuta, con una cierta molestia.

Sentada en la cama,observaba desde el profundo negro nocturno.

Kaito se levantó en un arrebato.

—¡¿Quién eres?! —interrogó.

—¿Traes a una desconocida a tu casa y después me preguntas mi identidad? Idiota... —susurró divertida. —Lo leí, tú ya debes saber quién soy.

El mago levantó una ceja aparentando confusión, en el fondo ocultaba una verdad.

De pronto, ella tocó su frente exaltada.

—¡M-mi cabeza...! —exclamó, mostrando un obvio dolor.

El chico se exaltó y dirigió a prisa en su dirección.

—¡¿Estás bien?! —cuestionó una vez cerca.

—No... ¡Yo! ¡Tú! ¡Tú no te acerques! —pidió frenética.

Y Kaito logró hacer más. Unos segundos después, la chica se tranquilizó.

—¿Cuál es tu nombre?¿De dónde vienes?¿Por qué tienes a Pandora,mujer? —preguntaba indiscreto,grosero.

—Ah... —suspiró con un vaso en manos. —Kuroba Kaito, no se supone que sería así.

—¿Cómo... Mi nombre?

—Sé lo que buscabas, ¿Te es extraño que tenga conocimiento de tu nombre? —dijo burlándose.

—¿Qué quieres? —dijo igual de negativo, con precaución.

—No lo sé. Lo olvide, no recuerdo nada. Solo estoy segura de que te conozco.

—¿Perdiste tu memoria?

—Supongo que sí... Desperté aquí y sabía dónde estaba y que tenía que llegar aquí.

—Eres una bruja, como esa mujer roja...

—No... Creo que algo parecido. Pero... lo más importante que recuerdo fueron algunas palabras... Antes de venir.

Kaito permaneció callado, tratando de encontrar una mentira delatada por su rostro.

—Nosotros no debemos tocarnos nunca, o todo acabará. —señaló severa. —Nuestras pieles no puedes ni rozarse, jamás.